Calidad de los alimentos: ¿qué es y cómo se controla?

Calidad de los alimentos

Cada día se hace más importante tener un control sobre la comida que compramos y consumimos. Y es que, tal y como suele decirse, “somos lo que comemos” y si nuestra alimentación no es todo lo supone un control de calidad de los alimentos en todas las empresas dedicadas a la industria alimentaria. Si deseas saber qué es control de calidad de los alimentos y cómo se lleva a cabo, en este artículo te contamos en qué consiste y cómo elegir qué comer y dónde comprar con unos estándares mínimos de calidad.

¿Qué es el control de calidad de los alimentos?

Un estricto control de la calidad de los alimentos comienza por el uso de una serie de parámetros físicos, químicos, tecnológicos, microbiológicos, sensoriales y nutricionales para evaluar el estado y propiedades de cada alimento, además de saber si es sano y proteger al consumidor frente a cualquier fraude, así como garantizar la salud general de los consumidores.

En esos controles de calidad se valoran propiedades como el sabor, aroma, color, textura, además del contenido en proteína, azúcares, ácidos grasos, fibra, peróxidos, entre otros atributos. Estas características se evalúan ateniéndose a una serie de estándares establecidos por reglamentos y leyes que regulan la producción, envase y comercialización de los alimentos. A este respecto se tienen en cuenta desde la composición del producto como el envase, la fecha de caducidad, el etiquetado, además del valorar el tipo de consumidor al que va dirigido el producto.

¿Cómo se controla la calidad de los alimentos?

Así, mediante este proceso se asegura el cumplimiento de los estándares mínimos estipulados por la ley y que la comida que consumamos en nuestros hogares y en bares y restaurantes tengan una calidad aceptable y sean inocuos para nuestra salud. Estos mínimos se aplican tanto en la producción, el etiquetado, los aditivos, los suplementos, la comercialización, así como en los análisis de peligros y puntos de control críticos, entre otros.


Los controles de calidad de los alimentos son una práctica de lo más antigua ya que podemos remontarnos a hace más de 4.000 años, momento en el que las leyes de distintas civilizaciones perseguían la adulteración y el engaño en la venta de comida, siendo la estafa en el peso y la venta de cereales o vinos en mal estado, algo especialmente castigados a lo largo la historia.

¿Qué tipo de riesgos se supervisan en el proceso de control de alimentos?

A lo largo del proceso de control de alimentos hay que siempre presente que la aparición de peligros a lo largo de la cadena de producción y distribución de alimentos es inevitable, aunque si pueden prevenirse tomando una serie de medidas. Así, los alimentos que consumimos pueden pasar por riesgos físicos al ser manipulados, al ser transportados, al ser embalados o al ser preparados y contaminarse o deteriorarse la materia prima con la que han sido preparados. Una serie de factores que alteran la calidad del producto y que puede suponer un peligro para el consumidor tanto al consumirlo como al manipularlo.

Otro de los riesgos añadidos es que haya existido una alteración de la calidad al añadirse productos químicos en cantidades inadecuadas o que no estén aprobados por Sanidad. Los aditivos alimentarios como colorantes, edulcorantes artificiales, antioxidantes o emulsionantes, entre otros, han de adecuarse a unos estándares de calidad y estar aprobados por la normativa sobre alimentación. Además, es importante controlar la aparición de otros peligros como hongos, bacterias, parásitos y virus ya que su presencia puede causar toxinfecciones alimentarias y provocar consecuencias de lo más desagradables como la salmonella.

La comprobación de los ingredientes en la etiqueta del producto, así como la de la fecha de caducidad y la de envasado, además de revisar los precintos y contrastar que los embalajes estén en perfecto estado, sin roturas ni golpes, son algunas de las medidas de prevención que podemos poner en práctica siempre que compremos un producto.

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