Si eres de los que mira las etiquetas al hacer la compra, te habrás dado cuenta de que muchos alimentos contienen unos curiosos ingredientes que, a menudo, comienzan por la letra E seguida de una numeración. ¿Sabes qué son los aditivos alimentarios y para qué sirven? Descúbrelo, a continuación.
Descubre qué son los aditivos alimentarios y sus funciones
Según señala el Código Alimentario Español, un aditivo es toda aquella sustancia que puede ser añadida intencionadamente a los alimentos y bebidas, con el fin de modificar sus caracteres, sus técnicas de elaboración o conservación, o para mejorar su adaptación al uso al que son destinados.
En definitiva, los aditivos alimentarios son unas sustancias o compuestos que se le añaden a muchos alimentos con un determinado fin. Aunque en la mayoría de ocasiones, la misión principal de estos aditivos es mejorar el sabor o el aroma de los alimentos, o también, incrementar su periodo de caducidad de cara al consumidor. Por ello, y debido a que es muy habitual encontrar este tipo de sustancias en buena parte de los alimentos que consumimos, te será muy fácil identificarlos si lees las etiquetas de los alimentos antes de echarlos a la cesta de la compra.
En la Unión Europea los aditivos están regulados a través de una ley específica, concretamente, de la directiva europea 89/107/CEE. De esta forma, todos y cada uno de los aditivos que utiliza la industria alimentaria se deben someter a rigurosos controles científicos que garanticen así su seguridad para el consumo humano.
A día de hoy, los aditivos se emplean, sobre todo, para mejorar muchos de los atributos de los alimentos que tomamos (su sabor, aroma, textura) o también, para incrementar su tiempo de conservación y permitir así que el consumidor pueda tenerlos más tiempo en casa.
Eso sí, hay que tener en cuenta que los aditivos no tienen como objetivo modificar el valor nutritivo de los alimentos que tomamos, sino que, simplemente, se añaden para modificar alguna de las características de los alimentos procesados que consumimos habitualmente.
Asimismo, otra de las cuestiones que debemos tener en cuenta como consumidores, es que los aditivos son añadidos de forma voluntaria por los fabricantes de alimentos. Y que todos los aditivos se utilizan, por lo tanto, para cumplir una determinada función. Por ello, los aditivos se pueden clasificar según la función que cumplen:
Aditivos que modifican las características del alimento
Estos influyen sobre su color, su sabor o su olor. Y los más conocidos son: los potenciadores del sabor, los edulcorantes, los colorantes y las sustancias aromáticas, entre otros muchos.
Estabilizadores
Este tipo de aditivos se encargan de estabilizar las características físicas del alimento. Los más conocidos son los emulgentes, los ablandadores, los reguladores del pH o los espesantes.
Inhibidores
Este tipo de aditivo es el que se encarga de inhibir las alteraciones de tipo químico en los alimentos. En este caso, los más conocidos son los antioxidantes o los aditivos biológicos.
Correctores
Los aditivos mejoradores o correctores, como su propio nombre indica, son aquellos que se utilizan en los procesos de panificación, vinificación o en la maduración de algunos quesos y carnes.
¿Cómo reconocer los aditivos que llevan algunos alimentos?
Con el objetivo de que los consumidores podamos identificarlos rápidamente antes de comprar cualquier alimento, los aditivos se nombran mediante un código de una letra (generalmente la letra E o la letra H) seguida siempre ésta de tres cifras numéricas.
La cifra de las centenas es la que hace referencia al tipo de aditivo, y las cifras de las decenas y unidades corresponden a la familia y a la especie de aditivo que se ha empleado en ese alimento concreto.