Si abusas de los refrescos puedes sufrir estos efectos negativos

A estas alturas, negar los efectos negativos que algunos alimentos procesados provocan en nuestro organismo es pecar de ingenuos. Es cierto que un refresco azucarado de por sí no tiene porqué matarnos, pero es el abuso de este tipo de alimentos procesados lo que nos hace ser más propensos a enfermedades, por sus altos índices de azúcar, sal, sodio, etc… No formarían parte de una alimentación sana y equilibrada, y eso a la larga nos puede acarrear muchísimos problemas de salud. Y aún así, seguimos tomándolos como si fueran totalmente inofensivos.

¿Qué efectos negativos puede tener el consumo de sodas?

De la misma forma que el alcohol y el tabaco son muy perjudiciales para nuestra salud, con efectos más que evidentes al poco tiempo de consumirlos de manera habitual, el exceso de azúcar es uno de los problemas más habituales que solemos encontrarnos a la hora de consumir algún producto. El azúcar libera determinadas sustancias en nuestro cerebro que provocan incluso cierta adicción, lo que nos hará querer seguir consumiéndolo, ya sea en forma de dulces, chucherías o refrescos azucarados. 

Aumento de peso

Estas sodas pueden llegar a ser un verdadero problema para nuestro organismo si estamos acostumbrados a consumirlas de manera habitual, es decir, a diario o más de cuatro o cinco veces por semana. Tomarlas el fin de semana, de manera responsable, no tiene porque ser demasiado peligroso. Pero consumir refrescos de cola o refrescos de naranja cada día, en cada comida, puede ser devastador para nuestro cuerpo. Y es que lo empezaremos a notar en nuestro propio peso, ya que subiremos muchísimos kilos por culpa de todo ese azúcar que llevan estos refrescos. Y la otra opción, la de las sodas light, puede ser incluso peor.

Monkey Business Images || Shutterstock

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Las versiones light repercuten sobre los riñones y el corazón

Al tratarse de edulcorantes artificiales, estas sodas bajas en calorías contienen elementos químicos que a medio y largo plazo pueden hacernos más propensos a sufrir determinados problemas renales o cardiovasculares. Es cierto que la cantidad de calorías es muy inferior, pero esos refrescos light no están exentos de peligros y efectos negativos, sobre todo si abusamos de ellos. Podríamos consumirlos solo los fines de semana, o muy de vez en cuando, pero el problema es que su sabor resulta tan adictivo que estamos deseando bebernos una lata bien fría de tal o cual soda, casi en cada momento. Para averiguar si somos adictos a la comida existen varias herramientas, como esta calculadora de adicción a la comida que determina si somos susceptibles a padecer este tipo de adicción.


Sergei Domashenko || Shutterstock

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Riesgo de adicción

Lo más ocurrente es que estos refrescos ni siquiera sacian la sed como deberían. Refrescan, por supuesto, y son de lo mejor para momentos calurosos, pero el agua es un elemento igual de refrescante y mucho más saciante. Solo que el agua no tiene sabor, y estas sodas saben demasiado bien… Hay personas que tienen una auténtica adicción preocupante por estos refrescos, y en algunos países, como Estados Unidos, el propio gobierno ha tomado cartas en el asunto para intentar bajar los niveles de consumo, ya que allí además estos refrescos se venden en envases enormes.

Ataques de ansiedad

Algunos de estos refrescos llevan también cafeína, un producto que provoca igualmente adicción y que nos produce un estado alterado en caso de abusar de él, aunque es cierto que su contenido en cafeína es muy inferior al del café. Tomar este tipo de sodas por la noche puede ser perjudicial para nuestro sueño, así que la mejor alternativa son los zumos naturales, el té o las infusiones, o directamente, el agua, que siempre es mucho más sana para nuestro organismo.

El sistema renal, digestivo y óseo se resienten

Aparte del propio azúcar, el ácido fosfórico que contienen la mayoría de estos refrescos nos puede provocar problemas renales, digestiones pesadas y caries, algo que muchos sufren por el abuso de estas sodas. Ese mismo ácido fosfórico puede llegar a afectar incluso a los huesos, provocando osteoporosis y problemas de articulaciones.

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