Siempre que nos apetece comer pizza nos invade cierta sensación de culpa por la cantidad de calorías y grasas que este tipo de alimentos suelen tener, especialmente si solemos decidirnos por pizzas con distintos tipos de quesos y salsas, además de precocinadas. La solución más saludable para comer pizza es hacerla nosotros mismos en casa con productos de calidad, controlando los tiempos de cocción y pudiendo consumirla al momento.
Y aunque en un primer momento pienses que no tienes tiempo para algo así, considera primero que a menudo nos pasamos más tiempo encargando y recogiendo la pizza en una pizzería u horneando en casa una pizza congelada o refrigerada. Si quieres sorprender a los tuyos, en este artículo te ofrecemos los mejores consejos para cocinar una pizza casera saludable.
Pero, ¿cuál fue el origen de la pizza?
La pizza no tiene un origen claro, pero sí muy antiguo. Ya en la Gracia antigua ya se consumían unas masas de pan plano con hierbas aromáticas, ajo y cebolla, si bien la receta estricta se remonta al siglo XVIII, siglo en el que el tomate ya se había popularizado. Se considera que el lugar de origen de la pizza fue la ciudad de Nápoles, concretamente en los arrabales más pobres de la ciudad. En aquellos años la población más pobre se alimentaba a base de la llamada pizza blanca, introduciendo el tomate, fruto que generaba muchas suspicacias, como otro de los ingredientes de su dieta diaria.
A comienzos del siglo XIX se documenta cómo las clases populares comían como alimento básico una masa con aceite de oliva, queso, tocino, tomate y anchoas en salazón. Ya para entonces existían dos tipos de pizzas, la marinara y la margarita, esta última variedad elegida por la reina Margarita Teresa de Saboya. Los emigrantes italianos y episodios como las dos guerras mundiales popularizaron y globalizaron este plato tan sencillo como delicioso.
Consejos para cocinar una pizza casera saludable
La elaboración de una pizza casera requiere seguir una serie de pasos para conseguir amasarla, prepararla y hornearla y que nos quede perfecta. Si bien la pizza perfecta es aquella que más adecua al gusto de cada uno, si que existen una serie de consejos que pueden ayudarnos a cocinar una pizza casera que se aleje de la típica pizza de supermercado y nos acerque al sabor y el aroma de una pizza tradicional y sana, muy sana.
1. Elige o haz tú mismo una base de pizza
Hay que empezar por un hacer nosotros mismos una masa de pan para la base y que para prepararla empleemos harina de integral. Para hacer la masa de la pizza casera debemos mezclar media taza de agua con un poco de aceite de oliva y sal. En otro bol procedemos a hacer otra mezcla de harina integral con un poco de levadura de cerveza. Después, iremos añadiendo la media taza de agua tibia a un poco de la mezcla de harina y la dejaremos reposar una media hora. Pasado ese tiempo será el momento de mezclar la masa fermentada con la harina y amasarlo todo. Tras dos horas de reposo ya podremos comenzar a trabajarla. ¡Anímate a amasar la pizza como todo un profesional!
2. Apuesta por ingredientes de calidad para su relleno
No cabe duda que una salsa de tomate casera elaborada con unos tomates maduros de producción ecológica serán infinitamente más sanos que la salsa de tomate industrial. Algo que también podemos aplicar al queso, el jamón o cualquiera de los ingredientes que desees añadirle.
3. Procura añadir verduras y hortalizas frescas
La verduras y hortalizas son ideales como ingredientes de una pizza saludable. Opta por verduras y hortalizas frescas y de buena calidad para colocar en tu pizza y hornéalas para que se mantenga su aroma y sabor, sin que queden secas o recocidas.
4. No te olvides de añadir algo de proteína
La pizza acepta todo tipo de carnes y pescados, siendo más recomendables las carnes blancas y los pescados blancos o mariscos como las gambas, langostinos, mejillones y pulpo.¡Riquísimo!
Ya ves, no es muy difícil pasarse a una alimentación más saludable recurriendo a platos tan suculentos y apetitosos como la pizza.