Es tierno, dulce, lo podemos preparar a la plancha, en puré, relleno, en pasteles e incluso crudo, lo podemos cultivar en un huerto doméstico urbano, es fácil encontrarlo de kilómetro 0... Son solo algunos de los motivos para tomar calabacín, un producto que debería formar parte de nuestra dieta. Hay diferentes variedades de calabacín para dar un toque diferente a nuestros platos; y si no te lo acabas de creer vamos a ver para qué sirve el calabacín.
1. Regula el peso
Tiene un alto contenido de agua, fibra y vitaminas, pero también muy pocas calorías. De hecho, se consumen más para digerirlo de las que aporta, y su aportación de agua y fibra nos hacen sentirnos saciados antes. Además de controlar el apetito, la vitamina A y la vitamina C evitan que perdamos nutrientes esenciales aunque comamos menos. Es un alimento desintoxicante, depurativo y diurético, lo que nos ayuda a eliminar líquidos y evitar así la retención.
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2. Es bueno para el corazón
No son pocos los beneficios del calabacín para prevenir problemas del corazón. Su alto contenido en magnesio reduce el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular; y el ácido fólico descompone la homocisteína, un peligroso aminoácido que puede provocar ataques cardíacos, coágulos o trombos. Tanto la fibra como las vitaminas A y B ayudan también a reducir el colesterol.
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3. Es anticancerígeno
Otro de los beneficios que nos aportan la fibra y las vitaminas del calabacín es que impiden a las toxinas cancerígenas instalarse en el colon, manteniendo la salud de nuestro intestino. Además es antioxidante, por lo que destruye las sustancias cancerígenas que en el futuro podrías acabar en un tumor maligno.
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4. Protege la salud ocular
Por una parte vemos que el calabacín ayuda a desarrollar las células del ojo, lo que mejora la visión de quien lo come; y la vitamina C, el beta caroteno, el zinc y el manganeso son antioxidantes que los protegen. Por otra parte vemos que el carácter diurético de este vegetal nos ayuda a eliminar la hinchazón que a veces tenemos alrededor de los ojos, que puede estar provocada por una retención de líquidos excesiva.
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5. Es bueno para la próstata
Aún no hemos hablado de los fitonutrientes del calabacín, que ayudan a reducir los síntomas de la hipertrofia prostática benigna. Que no te engañe su nombre: se trata de un agrandamiento de la próstata, lo que provoca problemas a la hora de miccionar o en el desempeño sexual de quien la sufre.
6. Es rico en manganeso
Tampoco hemos dicho que el calabacín tiene una importante cantidad de manganeso, un mineral esencial que, igual que la vitamina C, protege los tejidos de los radicales libres dañinos. Pero no solo eso, el manganeso también ayuda a la producción de colágeno, imprescindible para que las heridas cicatricen bien. Y aún hay más: favorece unas funciones fisiológicas normales, ayuda a metabolizar las proteínas e hidratos de carbono, a producir hormonas sexuales y cataliza la síntesis de ácidos grasos y colesterol.
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7. Beneficios para la piel
Su gran contenido en agua ayuda a hidratar la piel, humedeciéndola; y el carácter antioxidante de las vitaminas A y C hace que la piel se mantenga sana, eliminando los radicales dañinos que nos provocan manchas o arrugas.
Ahora que ya sabes por qué es importante comer calabacín llega la hora de dar un paso adelante e incorporarlo a tu dieta. Además, tiene beneficios específicos para determinadas personas, como los diabéticos de tipo 2 o las embarazadas. La vitamina B, junto al zinc o el magnesio descomponen el azúcar y la fibra o la pectuna regulan los niveles de azúcar en sangre; y durante el embarazo los folatos del calabacín son claves en la síntesis del ADN por lo que se protege al feto, en especial en el tubo reutal.