La maicena, mucho más que un espesante

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La harina de fécula de maíz o también llamada maicena suele utilizarse para hacer repostería, salsas, etc. y sirve también como espesante en otros alimentos: sopas, cremas, helados, chocolate… teniendo un uso fuertemente extendido en la cocina.

La maicena ofrece muchas propiedades, pues posee minerales, como el sodio, el potasio o el calcio, además de vitaminas de tipo B, como la B6, B9 y B12. Es conocida por todos al dársela a los bebés, siendo una de las primeras papillas que prueban, con el fin de introducir a los más pequeños diferentes alimentos además de la leche. La maicena, que es el nombre comercial que se le ha atribuido a la fécula de maíz, se registró como marca (Maizena) en el año 1856 y fue adquirida por la empresa Corn Products Refining Co. en 1900. Presenta más de 150 años de historia y en España llegó sobre los años 20.

Entre sus usos culinarios está la de espesar diversas mezclas para que queden mucho más finas, y es de destacar que no contiene gluten, por lo que puede ser consumida por celíacos. Para espesar el resto de alimentos o líquidos, basta con diluir el almidón en un poco de agua o leche, y luego introducirlo en la receta.

¿Qué beneficios aporta la maicena?

Como hemos destacado, tiene una gran cantidad de minerales y vitaminas, entre ellos, el calcio, que fortalece los huesos, dientes y las uñas, así como el pelo. Mientras que el potasio beneficia al sistema nervioso y la estructura muscular. La maicena contiene muchas otras propiedades nutricionales. La fécula de maíz no tiene colesterol y, por tanto, es bueno para regularlo. Por este motivo, también es recomendable para proteger el corazón.

Sergei Domashenko || Shutterstock

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A su vez, la maicena tiene una gran riqueza en carbohidratos: 100 g. de maicena contienen 88 g. de carbohidratos. Al no contener purinas, también puede ser tomado por aquellas personas que suelen tener un nivel algo elevado de ácido úrico.


Contiene fibra, algo beneficioso para la prevención de los trastornos digestivos, y la reducción de riesgo a tener estreñimiento. Otra de las ventajas de la maicena es que tiene un gran efecto antioxidante, ideal para remitir los radicales libres y conservar la salud de los tejidos.

En su gran mayoría es de color amarillo gracias a los carotenos que contiene. Ello aporta una mejor protección para la vista, siendo favorable para la piel y en la lucha contra la oxidación celular. Más allá de la utilización en la alimentación, la maicena es buena para fortalecer el cabello, como tratamiento para la piel grasa, contra las quemaduras solares, y como limpiador facial.

Serg Zastavkin || Shutterstock

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Algunos trucos para el uso de la maicena

La propia marca Maizena presenta sus propiedades, explicando que permite una cocción rápida y un sabor neutro. Gracias a ella, se obtienen mejores resultados en la cocina, haciendo que las preparaciones sean más suaves. La maicena lleva puro almidón de maíz que no contiene ningún agregado ni fórmula, se caracteriza por su versatilidad, al ser utilizada tanto para platos salados como para dulces.

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En su uso en la cocina, la harina de maíz ofrece un resultado tierno, sabroso y muy esponjoso en la repostería. Mientras que para las salsas, permite que la textura sea más fina y suave. La maicena también va bien para rebozar algunos alimentos, antes de aplicar el huevo, pues hace que éstos queden más jugosos, ganado consistencia y siendo el rebozado todavía más crujiente por fuera. También va bien cuando hacemos tortilla de patatas. La harina de maíz hace que las preparaciones sean más rápidas y gustosas, y evita que se puedan acabar rompiendo.

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