En nuestra batalla por conseguir que todo el mundo tenga una vida más sana y equilibrada, empezando por supuesto por la propia alimentación, hemos llegado a un punto en el que entendemos que cocinar nuestros platos en casa, con recetas 100% naturales, es un paso decisivo para llegar a ese momento en el que nuestro organismo esté en perfectas condiciones gracias a que no le metemos nada que no necesite. No nos referimos solo  los platos típicos, sino también a preparar productos que normalmente compramos, como zumos o yogures.

Ya mostramos los beneficios que el yogurt nos ofrece, y más si lo preparamos en casa, por nuestra propia cuenta, consiguiendo así un yogur natural y delicioso que no tiene nada que envidiar al que podemos encontrar en las tiendas. Sin embargo, al yogurt le ha salido competencia, y no estamos hablando de las típicas natillas, sino del kéfir. Este alimento está empezando a llamar mucho la atención en los últimos tiempos, y su fama cada vez es mayor, pero es normal que todavía haya mucha gente que no lo conozca. Para eso estamos nosotros aquí, para ofrecer una visión completa de lo que es el kéfir, en qué se parece y en qué se diferencia del yogurt, y cuál es más recomendable.

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¿Qué es mejor el yogur o el kefir?

Técnicamente estamos hablando de un mismo alimento cuando nos referimos al kéfir y al yogurt, salvo por algunas diferencias circunstanciales que hacen que sean distintos. Por ejemplo, el kéfir se produce por una fermentación lacto-alcohólica, en la que además de la leche, también se fermentan otros nutrientes del producto, como la caseína, produciendo un sabor mucho más intenso y fuerte. Además, el kéfir se vuelve más líquido que el yogurt, que tiende a ser mucho más espeso y sólido. Es también una buena alternativa para los intolerantes a la lactosa.

El kéfir supone un alimento más nutricional que el yogurt, siempre comparándolos a los dos en un proceso cien por cien natural de fermentación. Sus nutrientes favorecen a nuestros huesos, consiguen bajar nuestro colesterol y ayudan a nuestro organismo a regularse de una manera mucho más sana. Además, su digestión es menos pesada que la de los yogures que solemos consumir habitualmente. Sin embargo, no es fácil encontrar granos de kéfir para fermentarlos con la leche de vaca o de cabra, bebidas que usualmente sirven de base para este producto. Su fama todavía es reducida, y será mucho más fácil encontrar los ingredientes para crear nuestro propio yogurt.

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Eso no quita que este nuevo alimento sea uno de los que más debemos tener en cuenta, ya que supone una alternativa magnífica al yogurt. Su sabor es más intenso, y también se puede acompañar de frutas, aunque quedará más como una especie de nata líquida que como un yogurt espeso. Sus beneficios hacen de esta bebida una de las más importantes que han aparecido en los últimos tiempos, siendo por ejemplo un método muy eficaz y 100% natural para combatir a las bacterias de nuestro organismo. No en vano, la palabra kéfir proviene del turco keyir, que viene a traducirse por “sentirse bien”.

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Como alternativa es magnífica, pero, ¿podrá el kéfir ocupar el lugar de los yogures en nuestra dieta? Para muchas personas ya lo ha hecho, desde luego, especialmente aquellas que son intolerantes a la lactosa y han visto que este tipo de yogurt líquido no contiene ni un ápice de este nutriente, convertido en su fermentación en un ácido que no afectará para nada a su organismo. Su sabor más intenso gustará a muchos y echará para atrás a tantos otros, pero lo que está claro es que el kéfir ha llegado para quedarse.