Tipos de sal, ¿cuál es más recomendable y saludable?

que tipos de sal existen

La sal es, posiblemente, el condimento más utilizado en casi cualquier parte del mundo, ya que es un imprescindible en nuestras recetas para aportar el toque exacto de sabor que estamos buscando. Su utilización desde hace siglos en las recetas más habituales de casi todo tipo de gastronomías la ha convertido en uno de esos condimentos estrella que todos tenemos en casa… pero eso no significa que también tenga sus puntos débiles, especialmente si abusamos de la sal, lo que nos puede conllevar muchos problemas de tensión, algo que algunos ya sufren.

¿Qué sal es mejor?

Porque además, aunque siempre denomines sal a todo ese tipo de condimentos, existen dentro de esa “categoría” diversos tipos diferentes que cambian mucho entre ellos, sobre todo según la procedencia de los mismos. Y es que encontraremos sales marinas, que son las que se recogen del océano, también sales vacuum o químicas, conseguidas mediante un proceso de termocompresión, la sal gema, que se encuentra en las minas y montañas, cristalizada, y por último, las sales gourmet, que aportan un toque especiado y más sabroso a aquellas recetas donde se incluyen. Estos son los principales tipos de sal que existen pero, ¿cuáles son los mejores?

Sales gourmet

Como ya hemos dicho, las sales gourmet se suelen utilizar mucho en la cocina para obtener un sabor determinado en nuestro plato, algo que se consigue a través de ese toque especiado que la sal gourmet otorga a la comida.

Sal de mesa

Si lo que buscamos es simplemente sazonar un poco cualquier plato, sin pensar tanto en ese toque de sabor especial, sino más bien para equilibrarlo con respecto al de los demás alimentos, la sal de mesa o sal común es la más utilizada. Ésta suele ser del tipo vacuum, ya que se consigue a través de un proceso químico en el que además se añaden minerales como el yodo.

¿La sal es mala para el organismo?


Sal marina

Se suele decir que la sal marina es mucho más saludable para cualquier tipo de receta que la sal vacuum, aunque es cierto que también le da un toque más intenso a nuestros platos, y suele ser algo más cara e incluso más difícil de encontrar en determinados restaurantes y demás. La diferencia entre ambas, en cuanto a lo saludables que pueden llegar a ser, no es tan importante como el propio hecho de administrar bien la cantidad que vamos a utilizar en nuestras recetas. Ahí es donde está el verdadero quid de la cuestión.

Sea cual sea la sal, lo importante es no pasarse

Un exceso de sal puede provocar problemas importantes a medio y largo plazo en nuestro cuerpo, desde insuficiencia renal, por los cálculos en los riñones que podrían aparecer, hasta problemas cardíacos por la forma en que la sal puede hacer subir nuestra tensión arterial. Son problemas a tener muy en cuenta, que desde luego deben hacernos reducir el consumo de este condimento a lo estrictamente necesario en cada receta. Y es que normalmente comemos mucha más sal de la que en realidad necesitamos, porque estamos acostumbrados a echarla a todo lo que preparamos, e incluso a lo que comemos fuera, en restaurantes.

Sergei Domashenko || Shutterstock

 

El clásico ejemplo es el de los sitios de comida rápida, donde las patatas fritas, además de estar hechas en un aceite que posiblemente no será de calidad, vienen aderezas con una cantidad desorbitada de sal, que puede hacernos sufrir ese tipo de problemas de los que antes hablábamos si las consumimos de manera habitual. Es sal con un gran componente en yodo, que sobrepasa por mucho la cantidad recomendada para cualquier adulto, y que puede ponernos en peligro de sufrir este tipo de enfermedades cardíacas. Por ello, una de las primeras cosas que se hace cuando se tiene la tensión alta es dejar a un lado la sal, para evitar que nuestro sistema cardíaco sufra más.

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