¿Se puede comer la corteza del queso?

Comer la corteza del queso, ¿sí o no?

Nada mejor que un poco de queso para poner broche de oro a una buena comida, como aperitivo con un vaso de vino o tomarlo solo, como el saludable tentempié que es. Seguro que tienes tus preferencias en cuanto al queso, pero probablemente también tendrás tus dudas sobre cuáles son los beneficios de comer queso, cómo servirlo, cuáles son las mejores variedades y con que vinos o licores maridan mejor.

Para solventar tus dudas, nada mejor que seguir este artículo sobre una de las grandes preguntas que cualquier anfitrión se hace a la hora de organizar una comida en casa: ¿Se puede comer la corteza del queso? Y si se puede, ¿el queso se sirve con o sin corteza?

¿Es aconsejable comer el borde del queso?

Después de consultar numerosas webs y libros de cocina y protocolo a la hora de servir la mesa hemos conseguido dos respuestas no muy claras: muchos depende y algún que otro no rotundo. Y es que, si bien se debe servir siempre con corteza para que nuestros anfitriones puedan tener a la vista toda la información necesaria para ver el tipo de queso que es y valorar si se la van a comer o no con corteza, principalmente.

Por lo que a este punto respecta, sobre la conveniencia o no de comer el borde del queso, los especialistas señalan que el borde del queso puede comerse solo en el caso de que éste sea natural, mientras que, si es de origen artificial, será mejor no consumirlo. De todos modos, esta regla no es siempre válida y será interesante valorar el tipo de queso y si la cobertura natural está en condiciones como para ser comida.

Quesos de corteza natural


El recubrimiento de muchas variedades de quesos se hace con productos de origen natural, recurriendo a agua, cerveza, vino, aceite de oliva o aceites vegetales, pimentón, salmuera u otros productos. La corteza natural del queso se obtiene al lavar y cepillar los quesos varias veces durante el proceso de elaboración. Su dureza y consistencia depende del tiempo de secado, consiguiéndose en algunos casos cortezas de sabor amargo, aspecto graso u olores fuertes, siendo poco agradables de comer.

Quesos de corteza artificial

Este variedad de quesos son fácilmente detectables ya que las cortezas suelen tener cierto brillo y aspecto plástico. La industria quesera recurre a este tipo de coberturas para controlar la humedad y las condiciones de maduración, al tiempo que se protege el queso de posibles daños, golpes, contaminaciones y de la aparición de microorganismos. Para conseguir estas cortezas se recurre a ceras, parafinas, extractos sintéticos o vegetales y coberturas plásticas, no siendo muy recomendable su consumo. Su color suele ser negro o rojo, de tono brillante y suelen utilizarse para recubrir quesos como el godam o el edam de bola.

También habrá que tener cuidado con el moho que puede surgir en la corteza de algunos quesos, aunque en algunas variedades éste forma parte de la elaboración del queso y puede comerse sin problemas. Este es el caso del queso tipo Roquefort, aunque si aparece moho en quesos curados o semicurados es mejor no comerse la corteza y retirarla junto con el moho. Si éste aparece en quesos frescos, será mejor tirar el queso ya que será indicio de que el queso se ha estropeado.

¿Cuáles son los quesos cuya corteza puedes comer?

La conclusión final es que podemos comer la corteza del queso siempre que ésta sea natural y no en todos los casos, así no se aconseja comer la corteza de los quesos azules o los quesos duros muy maduros ya que, en ambos casos, su sabor es muy intenso y se hace desagradable.

Además de aprender a conservar el queso en casa para evitar que se ponga malo antes de tiempo, debes saber que los quesos con corteza natural comestible que puedes comer con tranquilidad son los quesos de corteza blanda y blanquecina como los quesos Camembert o el Brie, los quesos semicurados o semiblandos, los quesos azules de corteza blanca como los de Cabrales, Gorgonzola o Roquefort o los quesos como el de rulo de cabra, quesos cuya corteza ayuda a potenciar el sabor al aportar aromas.

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