7 hábitos de alimentación y de vida para tener una piel joven y sana

Hábitos para cuidar la piel

La piel es una de las zonas de nuestro cuerpo que mayor impacto sufre con el paso del tiempo. Es el órgano de mayor tamaño que tenemos y cuidarla es una obligación que tenemos que incorporar a nuestra rutina diaria. El envejecimiento de la piel es algo que con el paso de los años se vuelve irremediable, pero los agentes externos e internos juegan un papel fundamental acelerando el proceso.

Son muchos los factores, hábitos y elementos que influyen en la piel y por ello, si se quiere disfrutar de una piel sana y rejuvenecida lo mejor es empezar a cambiar ciertos hábitos negativos que la perjudican seriamente. El envejecimiento de la piel es algo que tanto mujeres como hombres quieren evitar y sin duda todos los cuidados que se lleven a cabo para lograr una piel cuidada son bienvenidos.

Si hubiera que elaborar una pequeña guía en la que se incluyeran los cambios que podemos llevar a cabo en nuestro día a día para lograr una piel joven, no pueden faltar los hábitos que se muestran a continuación:

1. Alimentación sana y variada

Los efectos de una nutrición adecuada en la piel pueden ser muy superiores a lo que se pueda pensar en principio. Una dieta rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos omega 3 y pobre en grasas es fundamental para lograr una piel en perfecto estado de salud, joven y además también influye en las uñas y el cabello. La alimentación sana y variada es la mejor medicina natural para una salud y una piel sanas.

2. Hidratar la piel de forma natural

Aunque se pueden incluir como parte de la rutina diaria el uso de cremas hidratantes lo cierto es que la mejor forma de hidratarse es a través de la alimentación y la ingesta de al menos 2 litros de agua al día. Ingerir frutas y verduras abundantemente también es muy importante para lograr una correcta hidratación del organismo que se traduzca en una piel joven e hidratada.

3. Consumo reducido de alcohol

Toda la hidratación conseguida por la ingesta de agua y frutas se puede ir al traste si tenemos hábitos negativos respecto al consumo de alcohol. El alcohol deshidrata la piel y fomenta la aparición de arrugas y líneas de expresión. Aunque un consumo ocasional y muy moderado puede no resultar perjudicial, sí hay que evitar que se convierta en un hábito si queremos disfrutar de una piel hidratada y con buena apariencia.

4. Hábitos de sueño regulares


Está demostrado científicamente que el descanso reparador a través de dormir al menos 8 horas diarias tiene un efecto positivo en la salud de la piel. Esto es así porque durante el período de sueño el organismo segrega una serie de sustancias que favorecen y regeneran las células de la piel. El escaso descanso o dormir de forma interrumpida tienen consecuencias negativas para la piel acelerando su envejecimiento y generando las antiestéticas ojeras.

5. Evitar exposiciones prolongadas al sol

El sol es un elemento que puede resultar muy beneficioso para la salud pero también tiene sus consecuencias negativas. Por un lado tomar el sol ayuda a fortalecer el sistema inmune, activa la circulación sanguínea, ayuda a mantener unos huesos fuertes y es un gran aliado para combatir las depresiones.

Pero por otro lado el sol es el principal emisor de rayos ultravioleta, una de las causas principales del envejecimiento de la piel. Los rayos UV dañan en gran medida las fibras de colágeno y con ello terminan generando arrugas en la piel de la cara. Por ello resulta fundamental tomar el sol con moderación y usar siempre protección solar para evitar sus efectos negativos.

6. Ejercicio físico regular

El ejercicio físico es el mejor aliado para lograr un estado de salud óptimo y para encontrarse en perfecto estado de forma física, pero sus beneficios no se quedan solo ahí. Practicar deporte con regularidad ayuda a regenerar la piel y contribuye a la eliminación de toxinas subcutáneas que la dañan y producen un envejecimiento prematuro de la misma.

7. Decir adiós al tabaco

El tabaco es altamente perjudicial para la salud a muchos niveles y entre ellos afecta negativamente en la piel acelerando su envejecimiento. El tabaco tiene un efecto reductor de la circulación sanguínea, por lo que la sangre no llega o llega con dificultad a los capilares más pequeños de la piel. Esto provoca que no le llegue el oxígeno y el resto de nutrientes y que termine por deshidratarse.

El resultado es una piel arrugada, envejecida, con manchas e incluso más susceptible a enfermedades cutáneas, por lo que dejar el tabaco de forma radical es la mejor decisión para una piel sana.

Como puedes ver, son muchos los cambios en los hábitos del día a día que se pueden cambiar y adoptar para lograr una piel joven e hidratada.

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