Como cualquier otro nutriente, la vitamina D es esencial para que nuestro cuerpo funcione bien. La podemos obtener directamente del sol, pero también a través de los huevos y el pescado. Pero aun así se trata de una vitamina difícil de conseguir por mucho que sigamos una dieta sana y equilibrada, y la mejor opción para alcanzar los niveles óptimos son los suplementos de vitamina D que, como la B, está dividida en diferentes tipos de vitamina. Uno de ellos es la vitamina D3, una vitamina muy beneficiosa para tu cuerpo.

La vitamina D3 y la salud

Entre las muchas funciones de la vitamina D3, la más destacada es que sirve para mejorar la forma en que nuestro cuerpo asimila el calcio y el fósforo que ingerimos a través de los alimentos, lo que repercute positivamente en el sistema óseo o en los dientes. La vitamina D3 también nos ayuda a reforzar y regular el sistema inmune. De hecho, hay estudios que revelan que esta vitamina juega un papel clave a la hora de alargar ligeramente la vida en mujeres de más de 70 años, aunque esta hipótesis no está confirmada al 100%.

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Nuestro sistema nervioso también se beneficia de la vitamina D3 precisamente gracias a los buenos niveles de calcio, que facilitan la transmisión de los impulsos nerviosos a los músculos. Tener los niveles adecuados de vitamina D3 también contribuye a la coagulación de la sangre o a que la insulina funcione bien, mantiene la presión arterial bajo control y vigila y supervisa la muerte y duplicación celular.

La falta de vitamina D3 puede dar paso al cansancio y la fatiga, con los síntomas que podemos asociar a estos problemas: nos sentiremos más nerviosos, con pocas fuerzas, y propensos a los cambios de humor, algo que sin lugar a dudas afectará nuestro día a día. Pese a ese cansancio y a la falta de fuerzas, las personas con bajos niveles de vitamina D3 también tienen problemas para conciliar el sueño. Otro de los efectos más llamativos de este déficit es la aparición de caries dentales y la inflamación y sangrado de las encías.

No podemos pasar por alto los problemas de salud asociados a la falta de vitamina D, que incluye la D3. Es un factor de riesgo para la aparición de artritis, ya que el daño que padecen los cartílagos no se puede reparar. En el caso de los diabéticos, la vitamina D puede reducir la insulina, lo que se traduce en un mayor riesgo de diabetes mellitus. Por su papel regulador de la reparación celular también se asocia el déficit de vitamina D al cáncer, aunque no está confirmado cómo nos puede ayudar a prevenir la enfermedad.

Cómo obtener vitamina D3

Podemos obtener vitamina D3 de la misma forma que obtenemos el resto de vitaminas del complejo D, y como dice la creencia popular la mejor forma de obtener vitamina D3 es a través de la luz del sol. Esto explica por qué en los países donde hay menos horas de luz hay más casos de depresión, ya que una baja exposición a la luz solar y un déficit de vitamina D pueden dar lugar a este tipo de trastornos psicológicos.

Antes hemos dicho que el pescado y los huevos son alimentos que nos aportan vitamina D3. Entre los pescados más interesantes están el salmón y el atún fresco, además de las sardinas, los arenques o la caballa. También las setas shiitake, en especial si se han secado al sol, son ricas en vitamina D3.

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Por último, encontraremos cereales o yogures de frutas a los que se les ha añadido esta vitamina de forma artificial, una opción no siempre recomendable si podemos evitarlos y conseguir la vitamina D3 a través de otras vías, como los suplementos alimenticios. Lo importante en este caso es que obtengas estos suplementos en comercios especializados y de confianza. Un buen ejemplo es Supersmart, una marca especializada en complementos alimentarios y suplementos nutricionales de gran calidad.

Así que ya lo sabes, acude a tu médico y, tras confirmar que no hay ningún impedimento, incorpora la vitamina D3 a tu alimentación de forma saludable para beneficiarte de todas sus ventajas para el organismo.