Cómo se garantiza que los alimentos están higiénicamente manipulados

Alimentos higiénicamente tratados

Una de las cuestiones que más puede preocupar al consumidor final es, si los alimentos que se ingieren cada día son perfectamente aptos para el consumo o, si por el contrario, entrañan algún riesgo para la salud.

Todos los productos de alimentación que llegan al mercado de forma legal -tanto los frescos (frutas y verduras, por ejemplo) como los envasados- han de seguir unos procesos obligatorios de higiene y seguridad alimentaria, que certifican su calidad de cara al consumidor final.

Por lo tanto, la seguridad alimentaria constituye un aspecto fundamental para todas las empresas que venden y fabrican alimentos, razón por la cual, éstas destinan cada vez más recursos y esfuerzos para asegurar la calidad de los productos que comercializan.

En virtud de asegurar la calidad de los alimentos y los productos que llegan al mercado, las empresas de alimentación ponen en marcha, en la actualidad, diferentes medidas y análisis concretos de las materias primas que se utilizan en la fabricación de los alimentos.

Entre las procesos más comunes en materia de seguridad alimentaria destacan, por ejemplo: estudiar la calidad de las materias primas desde su punto de origen y a través de diferentes análisis; hacer una revisión periódica de los sistemas de limpieza y desinfección de sus instalaciones, y hacer también análisis frecuentes que garanticen el control higiénico-sanitario de los productos que se fabrican.

Claves en la seguridad alimentaria

La tecnología de los alimentos es la ciencia que trabaja cada día por conseguir que los alimentos que consumimos tengan una correcta calidad microbiológica, física y química, durante todo el proceso de fabricación.

La adecuada manipulación de los alimentos, desde que se producen hasta que se consumen, incide directamente sobre la salud de la población. Por lo tanto, los alimentos correctamente manipulados tienen importantes ventajas para los consumidores.


Y es que, se ha demostrado científicamente que cuando no se sigue un proceso adecuado en la manipulación de los alimentos que consumimos, aumentan también las posibilidades de adquirir enfermedades derivadas de la contaminación de los alimentos.

En este sentido, una de las figuras clave en el proceso de control de los alimentos que llegan cada día al mercado es la del manipulador de alimentos, un profesional altamente especializado en higiene y seguridad alimentaria.

El manipulador de alimentos está siempre presente en todas las fases de fabricación y elaboración de los productos alimentarios: preparación, fabricación, transformación, elaboración, envasado, almacenamiento, transporte, distribución, venta, suministro, o servicio de venta.

Por ello, es necesario que este tipo de profesional cuente con una preparación específica que le acredite legalmente para poder entrar en contacto con productos de alimentación que van destinados a un consumidor final. Y para ello, existen diferentes cursos formativos que garantizan la correcta formación de los manipuladores de alimentos.

Una vez obtenida la correcta acreditación, el manipulador de alimentos debe poner en práctica una serie de medidas fundamentales como, por ejemplo: respetar y proteger la salud de los consumidores mediante una manipulación correcta de los alimentos, así como llevar a cabo prácticas correctas de higiene.

Entre las principales medidas de higiene destacan, entre otras: mantener una escrupulosa higiene personal (manos y uñas bien limpias), no fumar cuando se manipulan alimentos, no estornudar o toser sobre los alimentos, y emplear una protección adecuada en caso de tener heridas o cortes en las manos.

También es obligatorio que los manipuladores de alimentos usen siempre ropa limpia y un gorro debidamente homologado, para mantener el pelo correctamente recogido y alejado de los alimentos que se manipulan.

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