Los alimentos naturales, no procesados, y en especial las frutas, las verduras y las hortalizas son la base de una dieta alcalina, una dieta cuyo objetivo es controlar el nivel y la acción de los ácidos presentes en nuestro organismo manteniendo el pH equilibrado.
El propio metabolismo celular hace que produzcamos ácidos. Es algo natural, pero un grado de acidez demasiado elevado (pH inferior a 7) puede provocar consecuencias negativas para la salud: fatiga crónica, deficiencias en el sistema inmunitario, hipertensión, altos niveles de ácido úrico…
Alimentos permitidos en la dieta alcalina
La dieta alcalina ayuda a prevenirlas (o mejorarlas) de manera sencilla, simplemente incrementando la ingesta de alimentos alcalinizantes (alimentos base) y reduciendo el consumo de alimentos ácidos. La proporción ideal sería un 80% de los primeros y solo un 20% de los segundos, pero ¿cuáles son esos alimentos indispensables?
Fruta fresca
La fruta en general es fuente de vitaminas y minerales. Algunas contienen electrolitos (sodio, potasio, magnesio…) que bloquean la acción de los ácidos. Entre las frutas que poseen mayor poder alcalinizante destacan: limón, lima y pomelo, cítricos que, curiosamente, poseen un sabor ácido; aguacate, papaya y mango, frutas tropicales ricas en enzimas, muy digestivas y anti acidez; las uvas, fuente de antioxidantes; el plátano, rico en potasio; la sandía e higos.
Verduras y hortalizas
Especial mención merecen las de hoja verde: lechuga, berros, espinacas, endivias, col… estos son sin duda los alimentos con mayores propiedades alcalinizantes por su contenido en clorofila (la clorofila de las plantas posee una estructura molecular similar a la de sangre humana y es una ayuda efectiva para mantener nuestro pH en niveles saludables). Siempre que sea posible, es preferible tomar estos alimentos crudos, porque durante la cocción pierden parte de sus propiedades. Incluirlos en ensaladas o en batidos “verdes”, nutritivos y depurativos, es una forma sencilla de ingerir componentes alcalinos.
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Otras verduras y hortalizas que frenan los ácidos son por ejemplo: apio, pimiento, brócoli (fundamental en esta dieta), calabacín, judías verdes y pepino. También el ajo y la cebolla, en crudo o utilizados para cocinar, aportan valores alcalinizantes a cualquier plato elaborado. En este apartado no hay que olvidar incluir a las “verduras de mar”, es decir, las algas como la espirulina, la kombu, la wakame... y sus derivados, ya que, son una importante fuente de vitaminas y minerales, aún por descubrir.
Proteína vegetal
Teniendo en cuenta que en esta dieta el consumo de carnes , pescados, huevos y productos lácteos está limitado (son alimentos que contribuyen a aumentar la acidez), la ingesta de proteína vegetal resulta imprescindible: la soja y sus derivados (tofu), las alubias (en especial las alubias blancas) y las habas son buenas aliadas a la hora de mantener el pH sin exceso de acidez.
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Especias, hierbas y condimentos
El perejil (rebosante de clorofila) y otros condimentos como el cebollino, el cilantro, el orégano o el tomillo no solo ayudan a elaborar platos aromáticos y deliciosos, sino además, resultan excelentes alcalinizadores naturales. Especias como el curry o el pimentón, pese a su sabor intenso, también cumplen esta saludable función.
Bebidas alcalinas
La ingesta de líquidos que ayuden a frenar la presencia de ácidos es una buena opción para mantener niveles correctos en nuestro pH. Empezando por el agua alcalina (con minerales que pueden proporcionarle un valor de pH superior al 9), y continuando con bebidas como la limonada, el té verde o el té de diente de león son algunos complementos indispensables en la dieta alcalina.
Alimentos prohibidos en la dieta alcalina
De la dieta alcalina quedan excluidos determinados alimentos no porque sean “malos” (algunos son muy saludables) sino porque su composición contribuye a elevar la acidez. Si queremos subir nuestro pH (haciéndolo más alcalino), algunos de los alimentos a eliminar son:
- Alimentos procesados, incluyendo embutidos y bebidas carbonatadas (alto contenido en sodio, grasas, azúcares y edulcorantes artificiales)
- Carnes, pescados y mariscos (limitar su consumo al mínimo)
- Cereales (avena, trigo, arroz,…) aun siendo integrales, elevan la acidez
- Leche de origen animal y derivados
- Algunos frutos secos como los cacahuetes y pistachos.
