El cuerpo humano es, a pesar de su fragilidad, una de las máquinas más perfectas creadas jamás por la naturaleza. Nuestro organismo, compuesto de millones de células que conforman nuestros huesos, órganos, piel… hacen de nosotros una especie única y especial. El cuerpo es sabio y entiende perfectamente lo que necesitamos en cada momento, por eso tiene formas de pedirlo. Cuando necesitamos ir al baño, sentimos como nuestros esfínteres se activan. Cuando tenemos sed, la sequedad en la garganta nos advierte de que es hora de hidratarnos. Y el hambre es la alarma que el organismo hace saltar para que nos alimentemos adecuadamente.
Sin embargo, esta alarma dependerá también de cada persona, puesto que muchos hemos pensado a lo largo de nuestra vida algún momento en el que siempre hemos tenido hambre. Daba igual que hubiésemos comido hace un momento, era como si no pudiéramos quedarnos saciados. Esto conlleva uno de los problemas más habituales en nuestro tiempo, el sobrepeso, que está causado por ese desajuste entre lo que realmente necesitamos para que nuestro organismo funcione correctamente y lo que comemos, que suele ser mucho más, además de alimentarnos de una manera menos saludable.
¿Qué causa el hambre?
Pero yendo al centro del asunto, ¿por qué tenemos hambre? ¿Qué nos llega a sentir ese gorgoteo en el estómago? La principal causante de dicha sensación es la leptina, una hormona que aparentemente es la que causa esa sensación de hambre cuando sus niveles bajan, un “aviso” de que necesitamos calorías para nuestro organismo.
Las personas obesas cuentan con niveles de leptina muy altos, pero debido a ciertos desajustes, se podría decir que la conexión de estas hormonas con el sistema nervioso no es del todo correcta en esas personas, haciéndoles sentir hambre aunque tengan suficientes reservas de calorías en su cuerpo como para resistir sin comer.
¿Cómo podemos evitar tener hambre siempre?
¿Cómo arreglar este desajuste? Normalmente puede conseguir a través de unos buenos hábitos de vida, por ejemplo, beber mucha agua, hacer deporte varias veces a la semana o dormir cada día al menos ocho horas (si no puedes, aquí tienes una serie de alimentos que te ayudarán a dormir mejor).
Huir del estrés suele ser también una buena solución, ya que la ansiedad suele provocar en muchos el efecto del hambre. De hecho, muchas personas con sobrepeso lo son a causa de utilizar la comida para tratar de calmar esa ansiedad que sientan ante cualquier problema. Si el problema con el hambre persiste después de seguir estas recomendaciones, como siempre lo mejor es acudir a un especialista por si pudiera tratarse de algo más grave.