¿Por qué deberíamos comer granada?

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Muchas veces hablamos de los beneficios que nos aportan las semillas, como las de sésamo, las de la calabaza o las pepitas de la uva, y pasamos por alto los incontables beneficios de las semillas de granada. Nos comemos el interior carnoso de esta deliciosa fruta, unos granos que en el interior esconden la semilla, donde están los nutrientes. A diferencia de otras frutas como la propia uva, sus semillas de la granada se pueden comer sin problema así que vamos a descubrir las principales razones por las que deberías añadir la granada a tu lista de la compra.

Estos son los beneficios que nos ofrece la granada

Empezamos fijándonos en los beneficios cardiovasculares de la granada, que no son pocos. Si se comen con regularidad, nos ayudan a reducir el colesterol y los triglicéridos, limpiando las arterias y evitando que se endurezcan. De hecho, la granada es uno de los alimentos que ayudan a revertir este endurecimiento, conocido como aterosclerosis; y su zumo es bueno especialmente para los diabéticos, que tienen más predisposición a sufrirla También previene ataques cardíacos o los accidentes cerebrovasculares.

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Pero además de limpiar y evitar que se endurezcan las arterias, un consumo habitual de granada nos ayudará a regular la presión arterial, otro punto a favor de tu salud cardivascular, en especial si sufres hipertensión. El extracto de granada es bueno para la artritis, ya que inhibe las enzimas que descomponen el cartílago; y también será beneficioso para la piel. Por una parte ayuda a que se regeneren la dermis y la epidermis, y por otra tenemos que nos protege de los rayos UVA y UVB.

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Otro de los órganos que se beneficiará de la granada es el riñón, ya que nos ayudará a depurarlo. Es un alimento muy interesante si quieres luchar contra la retención de líquidos, ya que expulsarás tanto el agua como las sales de los riñones. Gran parte de la culpa de este carácter depurativo la tiene el potasio, un mineral que nos permite mantener el equilibrio hidrosalino en el organismo. Quizá su carácter diurético no sea la propiedad más conocida de la granada, pero nos permite eliminar toxinas de forma natural.


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No podemos pasar por alto el poder anticancerígeno de la granada. Su zumo, bebido regularmente, es antiinflamatorio y junto a otras frutas y verduras puede frenar el desarrollo del cáncer de pulmón o el de próstata. Se trata de una fruta muy eficaz en la reducción del crecimiento de las células cancerígenas; y como hemos dicho anteriormente protege la piel de los rayos ultravioleta por lo que nos ayuda a prevenir el cáncer de piel. Finalmente vemos que en el cáncer de mama bloquea la aromatasa, la enzima que transforma el andrógeno en estrógeno

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Lo que mucha gente tampoco sabe es que la granada es un viagra natural, convirtiéndose así en un alimento afrodisíaco. El consumo de un vaso de zumo de granada a diario durante dos semanas llega a incrementar los niveles de testosterona hasta en un 30%, pero lo más llamativo de los estudios es que el deseo sexual incrementaba tanto en hombres como en mujeres. Además aporta a nuestro organismo los nutrientes antioxidantes necesarios para combatir los radicales libres y los síntomas de envejecimiento.

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Cómo elegir las mejores granadas

Aunque a partir de septiembre empezaremos a ver granadas en las fruterías, es mejor esperar hasta el otoño para comprarlas. Es la época en que sus granos alcanzan el punto perfecto de maduración, que se mantiene hasta finales de enero. Elije siempre granadas grandes y pesadas, con un color vivo y matices marrones. Descarta las arrugadas o las que tengan la piel blanda o sin color. Ya en casa, siempre puedes separar sus granos y congelarlos para disponer de ellas durante más tiempo, aunque normalmente pueden aguantar tres semanas en la nevera.

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