3 pautas para eliminar los metales pesados del organismo

Una de las preocupaciones que nos asalta a la hora de preparar nuestra comida o de comer es la cantidad de metales y sustancias tóxicas que pueden contener y que, si no controlamos, pueden llegar a acumularse en nuestro organismo y provocarnos enfermedades y malestar. Entre los metales que pueden llegar a nuestro organismo a través de los alimentos, el agua y el aire se encuentra el plomo, el aluminio y el mercurio.

Unos metales pesados que se han de reducir, eliminar y depurar para paliar y eliminar su efecto bloqueante de éstos en el proceso de absorción de los minerales básicos para la salud. La eliminación de metales pesados se denomina quelación y es un proceso que podemos acelerar gracias a sustancias que atrapan las moléculas inorgánicas de estos metales y crean compuestos que si se eliminan por la orina. Si deseas acelerar y conseguir este proceso, en este artículo te ofrecemos 3 pautas para eliminar los metales pesados del organismo. ¡Toma nota!

Claves para limpiar el organismo de metales pesados

Entre las sustancias que limitan la acción de los metales pesados tóxicos se encuentran la vitamina C, la E y las del grupo B, así como ácidos grasos esenciales, minerales como el selenio, el zinc y el magnesio, además de la clorofila, el aceite esencial de ajo. Una dieta para favorecer el fenómeno de la quelación ha de incluir alimentos que contengan estas sustancias, siendo además importante seguir esta serie de pautas para limpiar el organismo de metales pesados:

cebolla usos

Alena Haurylik || Shutterstock

1. Reducir la ingesta de este tipo de metales pesados

Una de las primeras medidas a tomar para evitar que estas sustancias nos afecten es reducir su ingesta y dedicar un momento a descubrir en qué alimentos y bebidas pueden encontrarse y evitarlos. Toma nota de los metales pesados más comunes y dónde se suelen encontrar:


  • El aluminio puede encontrarse en el agua del grifo, en desodorantes, en la comida industrial, antiácidos, analgésicos y vegetales no ecológicos. Un metal pesado que se acumula en pulmones y cerebro y provoca el bloqueo de la absorción de magnesio, provocando astenia y la aparición de enfermedades que afectan a la memoria, como el Alzheimer.
  • El arsénico se suele hallar también en el agua del grifo, el arroz, el vino y los zumos envasados, acumulándose en nuestros riñones, hígado, piel y sistema nervioso. Su acción inhibidora de la vitamina E, el azufre y el selenio provoca fatiga crónica, diabetes, problemas gastrointestinales y cáncer de vejiga y pulmón.
  • El plomo se halla en el agua que se conduce por tuberías de plomo, en el tabaco y en algunos pesticidas. Su acción provoca trastornos del sueño, dolores musculares y de huesos y alteraciones de la personalidad, bloqueando también la absorción del calcio y del hierro y acumulándose en los huesos, el sistema nervioso y el cerebro.
  • El mercurio se halla en algunos pescados y pesticidas, acumulándose en los riñones, el sistema nervioso y el cerebro, además de obstaculizar la absorción del hierro, el selenio y el zinc y destruyendo la vitamina B12 y provocando hipertensión, anemias y fatiga crónica.

2. Ayuda a su eliminación

Para favorecer la eliminación de este tipo de metales pesados es básico incrementar la ingesta de productos bio, especialmente alimentos que nos ayuden a depurar. Entre los alimentos más recomendados se encuentran el apio, el brócoli, la cebolla, la manzana, el perejil, las nueces, las algas y los zumos detox, además de incluir en nuestra dieta infusiones depurativas de hierbas y plantas como la bardana y el cilantro. Una alimentación que nos ayudará a expulsar el plomo, el aluminio y el mercurio.

3. Acude a médicos especialistas y recurre medicamentos

Un médico puede ver si en tus análisis aparecen los efectos de este tipo de metales o pueden ser la causa última de alguno de tus problemas de salud. Así, un profesional puede recetarte medicamentos con efecto quelante que te ayuden a eliminar los metales pesados a través de tus riñones y tu hígado. Entre los medicamentos más utilizados están el citrato de calcio, el ácido lipoico, la vitamina B6, la vitamina E y la C, entre otras.

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