7 mitos sobre el marisco: ¿qué es mentira y qué es realidad?

No hay ningún alimento que escape a las leyendas urbanas, y el marisco no es ninguna excepción. A todos nos ha pasado que lo que pensábamos que era bueno resulta siendo malo, y viceversa así que hoy nos hemos propuesto desmontar alguno de los mitos que existen sobre el marisco... y confirmar algunas leyendas urbanas sobre estas joyas del mar, ya que no todo lo que oímos sobre el marisco tiene por qué ser mentira o verdad.

1. El marisco engorda: mentira

No es que el marisco engorde, es que perfectamente puedes incluir el marisco en una dieta para adelgazar. Su aporte calórico es muy bajo, prácticamente nulo, y es considerado un alimento saciante así que comeremos menos. Nos aporta pocas grasas saturadas -de las que se acumulan en el cuerpo- y muchas grasas insaturadas -necesarias para que el cuerpo funcione-, por lo que puedes consumirlo sin problemas, eso sí, siempre de forma moderada.

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2. El marisco te dispara el colesterol: mentira

Es cierto que el marisco contiene colesterol, pero no lo aumenta. De hecho, es rico en ácidos grasos omega 3, que reduce los triglicéridos y nos aumenta el colesterol bueno. Estos ácidos grasos poliinsaturados compensan el contenido de un colesterol difícil de absorber por nuestro intestino. Hay mariscos que tienen más colesterol que otros, pero si lo consumes con moderación no tienes por qué preocuparte.

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3. El marisco es afrodisíaco: realidad

Estamos ante uno de los alimentos más afrodisíacos que existen. Las ostras, las almejas, el mejillón o los camarones destacan entre los mariscos más afrodisíacos por culpa de su alto contenido en proteínas. No tardan en pasar a la sangre, ayudando al funcionamiento hormonal. El zinc también contribuye a crear testosterona y estrógenos; y el ciclopentano perhidrofenantreno se encuentra en la estructura básicas de las hormonas sexuales masculinas y femeninas.

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4. Las personas recién operadas deberían evitar el marisco: mentira

Pese a las creencias al respecto, el marisco es rico en vitaminas y proteínas de alta calidad, que nos ayudarán a regenerar los tejidos y heridas. Además del omega 3 del que hemos hablado antes, la vitamina B12 nos ayuda a estabilizar el sistema nervioso central, el yodo regula la tiroides, nos aporta zinc, calcio, hierro... No te preocupes por el marisco si acabas de pasar por el quirófano o estás enfermo.

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5. El marisco contiene ácido úrico: realidad

Aunque sea cierto, hay que coger con pinzas esta afirmación. Es verdad que la purinas del marisco harán que suba el ácido úrico, por eso quienes tengan problemas de este tipo deberían reducir al máximo su consumo de marisco; pero otra cosa es relacionar el marisco con la gota. Detrás de esta inflamación articular están unos altos niveles de ácido úrico en la sangre, pero en la gran mayoría de casos es una cuestión genética. El alcoholismo y la obesidad son factores de riesgo más determinantes que comer marisco para desarrollarla.

6. Prohibido comer marisco en los meses sin R: mentira

O lo que es lo mismo, despídete del marisco entre mayo y agosto. Esta creencia se debe a las altas temperaturas del verano, que se asocian a una rápida descomposición del marisco y de otros pescados. Sin embargo tenemos técnicas de conservación que nos permiten disfrutar del marisco los 12 meses del año sin preocuparnos por la temperatura exterior. También podemos desmontar este mito pensando en el verano austral, donde todos los meses tienen la letra R.

7. El marisco es caro: depende

Por suerte tenemos infinidad de tipos de marisco, convirtiéndose en un alimento al alcance de casi todos los bolsillos. Si hablamos de langostas, del abalón o de las almejas, gambas y bogavantes las semanas previas a la Navidad el precio se dispara, pero también encontramos mariscos a buen precio. Anticiparse al mercado (por ejemplo antes de Navidad o Semana Santa) es clave para no pagar de más.

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