7 malos hábitos alimenticios que aceleran el envejecimiento

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Muchas veces nos fijamos en lo que comemos para evitar ganar peso, pero ¿sabías que tu dieta es un factor clave a la hora de retrasar o acelerar el envejecimiento? Una dieta sana y equilibrada te ayudará a mantenerte joven más tiempo, mientras que los malos hábitos alimenticios acelerarán el proceso de envejecimiento. Por eso es importante conocer estos malos hábitos alimenticios y tratar de corregirlos.

1. Comer rápido

La vida en sí es muy estresante, así que aprovecha los momentos de la comida para sentarte en la mesa, relajarte y comer con calma. El estrés es uno de los factores que aceleran el envejecimiento, y cuando comemos con prisas o lo hacemos en la mesa de trabajo, el coche, etc. al cuerpo le cuesta más digerir los alimentos porque las hormonas del estrés impulsan la sangre lejos del estómago, a las extremidades, deteriorando el sistema digestivo. Por cierto, el estrés nos puede llevar a comer más de lo necesario , con el consiguiente riesgo de sufrir obesidad o agravar la diabetes.

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Roman Kosolapov || Shutterstock

2. Un exceso de grasas saturadas

Uno de los muchos peligros de las grasas saturadas es que aceleran el envejecimiento cerebral. Hay estudios donde se han trazado comparativas entre las grasas saturadas y las monoinsaturadas, donde las primeras aceleraban el envejecimiento de las células cerebrales y las segundas las mantenían en mejor estado pese al paso del tiempo. Las grasas saturadas están muy presentes en las carnes rojas o en los lácteos, y las personas que las consumían con más frecuencia también son las que sacaron peor resultado en los test de inteligencia.

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3. Comemos demasiada carne

Más allá de los peligros de las grasas saturadas, el exceso de carne que come nuestra sociedad tiene otros riesgos. La industria cárnica utiliza todo tipo de antibióticos y conservantes para sacar al máximo beneficio posible, y cuando los comemos los expulsamos del cuerpo a través de la piel, que se muestra así más envejecida. Son los culpables, por ejemplo, de que nos salgan granos.

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4. Nos pasamos con la sal...

Hay que utilizar la sal, sí, pero con moderación. Los excesos de sal provocan la deshidratación del cuerpo, y un consumo excesivo favorece la aparición de problemas renales, nos dispara la tensión arterial o evita el buen desarrollo de la estructura ósea. También se ha demostrado que las dietas altas en sal afectan negativamente la salud cognitiva de los adultos, y ese exceso de sodio puede provocarnos edemas en las piernas -celulitis- o en los ojos, aunque no siempre los veamos a simple vista.

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5 ... y con el azúcar

Igual que no deberíamos pasarnos con la sal, también hay que controlar el azúcar. Quizá no te suene de nada, pero la glicación es el proceso en que las moléculas de azúcar sobrantes se adhieren a las fibras de colágeno. El resultado, las arrugas, líneas de expresión o la flacidez de la piel. El azúcar está presente en muchos más alimentos de los que pensamos, así que evita malos hábitos como comer algo dulce cada día o beber refrescos azucarados en vez de agua para hidratarte.

6. Adictos al café

Una vez más, la moderación es la clave en el consumo de café. Más allá del azúcar que le puedas poner para endulzarlo, el café deshidrata tu cuerpo, y en consecuencia la piel. Hacerse un café al día no tiene muchos riesgos, pero si bebemos varios cafés a diario se acelera el proceso de flacidez de la piel, especialmente en el rostro.

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7. El alcohol y el tabaco

Aunque no son estrictamente hábitos alimenticios, sí que podemos incluirlos aquí porque muchas veces van asociados con la comida: la cervecita del aperitivo, el vino de la comida, el chupito o la copa “digestivos”, el cigarrito del café de después de comer... Alcoholismo y tabaquismo tienen muchos efectos nocivos sobre nuestra salud, y uno de ellos es que nos hacen envejecer varios años.

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