La maltodextrina: el aditivo que deberías evitar

La maltodextrina es un aditivo cada vez más empleado en la industria alimentaria. Se presenta en forma de polvo blanco y se utiliza como humectante, espesante y conservante en multitud de alimentos procesados. Pese a las ventajas que ofrece para el tratamiento y preparación de los alimentos, son muchos los informes que alertan sobre los peligros que su ingesta excesiva puede implicar para la salud.

¿Qué es la Maltodextrina?

Este elemento tan útil en la cocina, especialmente si hablamos de precocinados, procede generalmente de distintos cereales, principalmente del almidón del maíz, aunque también es habitual como derivado del gluten del trigo.  Se trata, por tanto, de un ingrediente de origen natural vegetal pero que ha sido modificado mediante distintos procesos, como la hidrólisis parcial o la acidificación, hasta transformarlo en una sustancia con propiedades muy útiles para la industria pero quizás algo peligrosa.

almidon usos

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Es un polisacárido, un carbohidrato, que destaca por su elevado índice glucémico. Pese a que prácticamente no tiene sabor (ligeramente dulce) es capaz de elevar el nivel de glucosa en sangre tanto o más que el propio azúcar.

La maltodextrina es un ingrediente más común de lo que crees y está presente de manera habitual en precocinados y congelados, en salsas industriales, en sopas deshidratadas, en gelatinas, en muchos productos de repostería, en lácteos como algunos yogures y también en alimentos para deportistas, especialmente en las bebidas energéticas e isotónicas.

¿Para qué sirve la Maltodextrina?

Entre las propiedades que han hecho que su uso se extienda destacan:

  • Humectante y espesante: actúa dando mayor volumen a los  distintos preparados alimenticios
  • Proporciona mayor durabilidad a cada producto porque es capaz de estabilizar las grasas que puedan llevar en su composición
  • Conserva sin altera los sabores y aromas.

Otros conservantes artificiales peligrosos


¿Qué peligros supone abusar de la Maltodextrina?

No se trata de evitar cualquier alimento que contenga este aditivo pero hay que tener en cuenta que su consumo excesivo, en muchos casos de manera totalmente inconsciente porque desconocemos su presencia, puede provocar alteraciones y reacciones poco saludables, entre ellas:

Diabetes

En cantidades elevadas puede resultar peligrosa para personas diabéticas o con síntomas de pre – diabetes. Su índice glucémico es alto y dispara los picos de insulina dado que pasa al torrente sanguíneo con gran rapidez. En este sentido, hay que decir que lo que puede ser perjudicial para unos, se convierte en beneficio para otros. Las bebidas y alimentos pensados especialmente para antes o después de un duro entrenamiento que llevan maltodextrina, son una ayuda para mantener los niveles energéticos y los depósitos de glucógeno de los deportistas.

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Celiaquia

La maltodextrina procede en muchos casos de cereales transgénicos y puede producir alergias y reacciones adversas. Celiacos y personas con intolerancia al gluten o a determinados almidones y féculas han de tener especial cuidado con los alimentos preparados que puedan contenerla.

cocina para celiacos

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Problemas gastrointestinales

Algunos estudios relacionan la presencia de esta sustancia en muchos de los alimentos precocinados y platos fast food, cuyo consumo no deja de crecer, con problemas del aparato digestivo. Se cree que la maltodextrina puede afectar al buen estado de la flora intestinal, destruyendo las bacterias y microorganismos beneficiosos. Diarreas, hinchazón abdominal o aumento de peso inexplicable en ocasiones tienen su origen en una ingesta excesiva de esta sustancia.

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Obesidad

Es importante tener en cuenta que la maltodextrina no tiene valor nutricional alguno, es decir, es un carbohidrato pero carece totalmente de nutrientes como vitaminas, fibra o minerales. Es una fuente de calorías vacías, algo que puede ser incluso bueno para un deportista pero nefasto para una persona de vida sedentaria. La amenaza de obesidad es real.

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Recuerda que para mantenerte sana y sentirte bien no tienes que renunciar a nada, pero tu alimentación debe basarse en los productos naturales: carnes, pescados, frutas, verduras, cereales… los precocinados y edulcorantes siempre con moderación.

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