L-Lisina: funciones y beneficios

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Dos de los usos más conocidos de la L-lisina son combatir los herpes y ayudar a los deportistas a recuperarse después de las duras sesiones de entrenamiento, pero ¿sabes qué es la L-lisina? Es uno de los aminoácidos esenciales, esos que el cuerpo humano es incapaz de sintetizar por sí solo, así que los tendremos que conseguir a través de la alimentación. Forma parte de las proteínas, y sin él nuestro cuerpo no podría completar sus procesos. Pero además de ser imprescindible para que el cuerpo funcione, tiene incontables beneficios.

Funciones de la L-lisina

No son pocas las funciones de este aminoácido esencial, empezando porque se encarga de garantizar una buena absorción del calcio que tomamos. Ayuda a producir anticuerpos, reforzando así el sistema inmune, y estimula la hormona de crecimiento.

En el caso de los adultos, es clave a la hora de mantener equilibrado el nitrógeno y también tiene un rol muy importante en la formación del colágeno, que forma parte del cartílago y del tejido conectivo. Todas estas funciones redundan en importantes beneficios para el cuerpo.

Beneficios de la L-lisina

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Si una de las funciones de la L-lisina es mejorar la absorción del calcio, parte de los beneficios que nos aportan están relacionados con esta mejor asimilación de un mineral que, entre otras cosas, nos ayuda a evitar problemas óseos como la osteoporosis, mantener el peso estable, y una buena salud dental o muscular. También se benefician de la mejora en la absorción del calcio los diabéticos, que ven cómo se reducen las posibilidades de sufrir problemas de salud relacionados con la diabetes.

Otra de las funciones de la L-lisina era reforzar el sistema inmunológico, así que al estimular la producción de anticuerpos previene la aparición de infecciones. Ese refuerzo inmunológico también explica, en parte, su uso para combatir el herpes, especialmente el herpes labial, uno de los usos más conocidos de este aminoácido. También nos ayuda a fluidificar la sangre, lo que previene la formación de coágulos sanguíneos. En este sentido, sirve para reparar las células dañadas por los radicales libres, retrasando su envejecimiento.

Llegados a esta punto toca hablar de las posibilidades que nos ofrece este aminoácido a la hora de tratar el cáncer. La reparación de las células dañadas invita a utilizar la L-lisina como tratamiento natural, aunque por ahora los estudios están en fase preliminar. Lo que sí es una realidad son los beneficios de la L-lisina para los intestinos, especialmente para todos aquellos que sufren el síndrome del intestino permeable. Sin abandonar el sistema digestivo, la L-lisina también reduce los efectos de la pancreatitis o de la inflamación del páncreas.

Cómo conseguir L-lisina

Un adulto sano de unos 70 kg. debería tomar a diario entre 800 y 3.000 mg. de L-lisina. Unos 1,5 gramos es una buena cantidad diaria recomendada, y podemos obtenerla a través de alimentos de origen animal como la carne (destacan el cordero, la carne magra, la de ave o el cerdo), el huevo, lácteos como el queso o el pescado azul; pero también a partir de alimentos de origen vegetal como las judías, la soja o las lentejas. Finalmente se puede consumir a través de suplementos, aunque la opción natural siempre es preferible.

El consumo de estos suplementos es más recomendable en personas que siguen una dieta vegana o vegetariana; o en aquellas que a penas comen carne, que pueden desarrollar una carencia de este aminoácido. La falta de lisina se puede traducir en problemas de concentración, cansancio, mareos, una bajada de las defensas o la reducción del crecimiento, así que necesitaremos recurrir a los jarabes o comprimidos de L-lisina para paliar la situación y ofrecerla a nuestro organismo la cantidad de L-lisina que necesita.

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