Cuídate bebiendo té

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El té es una bebida milenaria y una de las más consumidas en todo el planeta. Tomar una taza de té es un hábito cotidiano saludable, que se repite casi en cualquier rincón del mundo, desde China hasta el continente africano. Verde, rojo, blanco, negro… es el proceso de secado, torrefactado y/o fermentación de las hojas de la planta Camellia Sinensis el que da origen a sus distintas variedades pero ¿qué contienen esas hojas que las hace tan beneficiosas para nuestro organismo?

Propiedades del té

Es su composición lo que convierte al té en una fuente de juventud y salud capaz de prevenir y mitigar múltiples dolencias y afecciones, desde la fatiga hasta la retención de líquidos y el sobrepeso.

El té es rico en múltiples antioxidantes esenciales para nuestro bienestar: vitaminas como la vitamina A, que protege el sistema cardiovascular, del grupo B, que ayudan, entre otras cosas, a conservar nuestra piel en buen estado y vitamina C (en el té verde); minerales como el hierro, el calcio, el sodio, el potasio, el selenio o el flúor y aminoácidos necesarios para el correcto funcionamiento del conjunto del organismo, entre ellos la arginina, la glicina o la lisina… toda una serie de sustancias “maravillosas” que hacen que beber té sea el “secreto” de muchos para mantenerse bien y protegerse de los efectos del paso del tiempo.

¿Por qué es bueno beber té?

Son numerosas las razones para incluirlo en una dieta saludable:

  • El agua es su principal componente, por lo que refresca e hidrata de manera inmediata y en profundidad.
  • El té, en cualquiera de sus variedades, es buen aliado a la hora de controlar los kilos de más porque entraría en la categoría de alimentos termogénicos, que eleva la temperatura corporal y contribuye a movilizar las grasas del tejido adiposo para que sean más fácilmente expulsadas. El té rojo actúa especialmente acelerando el metabolismo.

Otras maneras de acelerar el metabolismo

  • Sus antioxidantes frenan la acción de los radicales libres que provocan el deterioro y envejecimiento celular. El té no solo contiene vitaminas y minerales, también sus polifenoles (flavonoides, catequinas, taninos…) contribuyen a mantener en buen estado el sistema inmunológico y a retrasar los efectos negativos de esos radicales libres, que, hoy en día, se ven incrementados por factores como la contaminación, el estrés, la mala alimentación o el tabaquismo.


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  • En su composición destacan minerales poco habituales en otros alimentos como el manganeso, el selenio (especialmente en el té verde) y también el flúor, importante a la hora de prevenir la descalcificación de los huesos y, por tanto, la osteoporosis.
  • El té resulta un excelente digestivo que además posee propiedades antiinflamatorias. Ante problemas estomacales, su ingesta es mucho más aconsejable que la de otro tipo de bebidas como el café o los refrescos industriales.
  • Sus antioxidantes y aminoácidos también actúan de manera beneficiosa frente al exceso de colesterol. Es un buen aliado del sistema circulatorio.
  • Posee propiedades antibacterianas que ayudan a combatir infecciones bucales o de cualquier otro tipo.

 

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Sobran argumentos para tomar una taza de té al día. Salud, bienestar y juventud van de la mano de esta bebida presente desde hace siglos en civilizaciones y culturas de lo más diversas… por algo será.

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