Muchas veces hablamos de los superalimentos como la quinoa, pero ¿sabías que también hay superfrutas? El mango contiene más de 20 minerales y vitaminas, de ahí que se incluya en esta categoría de alimentos que deberíamos incluir en nuestra dieta. Lo podemos comer como cualquier fruta, pero también lo puedes añadir a platos como las ensaladas; y aunque su valor nutricional depende de la clase de mango que elijas -todas ellas son muy interesantes nutricionalmente- los beneficios que nos aporta no cambian.

Un dulce nada calórico

Si estás haciendo una dieta para perder peso, no olvides el mango. Es un 83% agua, y pese a ser muy dulce nos aporta muy pocas calorías y unos azúcares que asimilamos sin problemas; de ahí que muchas dietas adelgazantes lo incluyan como desayuno o tentempié por culpa de su carácter saciante. Además te ayudará a tener una digestión más cómoda gracias a la fibra que contiene y a la fructosa, que convierten esta deliciosa fruta en un laxante natural, muy útil en la prevención del estreñimiento o de la acidez.

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No vamos a citar uno a uno los minerales y vitaminas que nos aporta el mango, pero sí algunos de sus beneficios. Por ejemplo, el calcio y la vitamina K nos ayudan a fortalecer el esqueleto, y junto a la vitamina C nos permite disfrutar de una dentadura más sana y fuerte -tanto niños como mayores-; el hierro se absorbe mejor gracias a la vitamina C, por lo que ayuda a combatir la anemia; el potasio sirve para controlar la tensión arterial, y junto a la fibra y la vitamina C reduce el colesterol mal y favorece al corazón...

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Otro de los beneficios del potasio gracias a la gran cantidad de agua, es que es un gran recuperador. Tras un día de playa o una sesión de deporte a alta intensidad no hay nada como comerse un mango para recuperar los líquidos y las sales minerales que hemos perdido por culpa del esfuerzo y del calor. De hecho en la India utilizan el mango verde para el Aam Ka Panna, una bebida refrescante muy útil a la hora de combatir las asfixiantes temperaturas del país, ya que sacia la sed y nos permite recuperar electrolitos perdidos por el calor.

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También hay que hablar de los antioxidantes del mango como la zeacantina, que reduce el riesgo de degeneración macular asociada a la edad. Este antioxidante natural filtra los dañinos rayos de luz azul, lo que protege nuestra vista. Además de la zeacantina en el mango tenemos antioxidantes como la isoquercitrina, la quercitina fisetina, la astragalina, el galato de metilo o el gálico, que ayudan a prevenir diferentes tipos de cáncer, como el de pecho, el de colon o la leucemia.

El mango y el beta-caroteno

Estos antioxidantes también previenen el cáncer de próstata, igual que el beta-caroteno, presente también en el mango y que además de las propiedades anticancerígenas sirve para hacer frente a problemas tan habituales como el asma, enfermedades que aparecen en edad avanzada como el alzheimer, el parkinson o la artritis o los problemas de corazón. El mango nos depura, eliminando toxinas del organismo y beneficiando órganos vitales como el hígado.

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Muchas cremas, geles y champús tienen mango, y no es solo por el delicioso olor que desprende. La vitamina A es imprescindible tanto para que nuestro pelo se mantenga hidratado como para el crecimiento de los tejidos corporales, incluida la piel. Acabaremos destacando que el mango es libre de pesticidas, una de las frutas menos contaminadas. Puede parecer una tontería, pero ante la gran presencia de los pesticidas en la economía actual es todo un logro. Así puedes comprar mangos sin temor, sin tener que pagar un dineral por los mangos orgánicos.