Una de las formas más habituales de calcular si tu peso está dentro de los cauces saludables es a través del índice de masa corporal, el IMC. Se trata de una simple fórmula matemática en la que dividiremos los kilos que pesamos entre el cuadrado de nuestra estatura, en metros. El resultado nos dirá si estamos en el peso ideal, si padecemos sobrepeso u obesidad o si estamos por debajo de nuestro peso ideal. Si los números no cuadran deberás hacer un esfuerzo por mejorarlo, pero... ¿cómo mejoraremos el IMC?
Bajo peso: hay que ganar músculo
Si has calculado el IMC y la cifra que te sale está por debajo de 18,5 quiere decir que tienes bajo peso, o lo que es lo mismo, que necesitas coger algún kilo. Pero no vale cualquier cosa a la hora de ganar ese peso, debes hacerlo de forma saludable. Para empezar debes aumentar el consumo de proteínas, que te ayudará a ganar músculo. La carne magra es la mejor alternativa, y empieza con un entrenamiento de fuerza. Además de situarte en tu peso ideal, quemarás más grasas y calorías durante el descanso.
Sobrepeso u obesidad: necesitas una vida más saludable
Aunque pueden darse casos de bajo peso, lo más habitual es que el IMC nos salga por encima de 24,5, indicador de sobrepeso. Ten en cuenta que un IMC ligeramente superior a 24,5 no tiene por qué ser siempre síntoma de sobrepeso, colectivos como los deportistas tienen mucho más músculo que grasa y eso el IMC no lo tiene en cuenta. Pruebas complementarias como los análisis de grasas te pueden sacar de dudas. Recuerda que cuando el IMC supera los 30 estamos hablando de obesidad, así que en ese caso el cambio de hábitos es imprescindible.
Antes de empezar a hacer dieta hay que tener en cuenta nuestros hábitos alimenticios. ¿Qué comes? ¿Cuántas veces a la semana recurres a la comida rápida para no tener que cocinar? ¿Comes suficientes frutas y verduras? ¿Cuántos alimentos ricos en grasas comes? Los alimentos ricos en grasas son uno de los principales culpables de que el índice de masa corporal se vaya por las nubes, así que mejor si las evitamos. Pequeños cambios como hacer los alimentos a la plancha en vez de fritos o reducir las grasas que comes pueden hacer disminuir el IMC.
Si tus hábitos alimenticios son saludables y aún así tu IMC es alto, quizá el problema sea que consumes muchas más calorías de las que deberías. Se trata de calorías que no aprovechamos, que se almacenan en nuestro cuerpo. La clave para evitar un consumo calórico excesivo es controlar no lo que comes, sino cuánto comes. Reduciendo un poco las raciones reducirás considerablemente el aporte calórico, y eso repercutirá positivamente en el índice de masa corporal.
Otras formas de mejorar el IMC
La paciencia es clave a la hora de lograr esta mejora en el IMC. No notarás los efectos de manera inmediata, pero más pronto que tarde empezarás a notar cómo mejora tu salud. Apuesta siempre que puedas por los alimentos integrales, ricos en fibra, en vez de por los alimentos a base de harinas refinadas; y despídete del alcohol. Son calorías vacías que te harán aumentar el IMC, pero si bebes mucha agua conseguirás el efecto opuesto, eliminando toxinas del cuerpo y mejorando el metabolismo.
Pero como siempre decimos no basta con hacer una dieta saludable, también hay que cambiar los hábitos de vida, lo que incluye hacer más ejercicio y abandonar la vida sedentaria. Ya sea porque quieres mejorar tu IMC o simplemente para bajar de peso es imprescindible seguir una rutina de ejercicios que te ayude a quemar grasas y calorías, y de paso reducirás el IMC. Eso sí, el hacer deporte no es carta blanca para seguir comiendo en exceso o beber regularmente unas bebidas azucaradas que también van en contra de tu IMC.