Hay alimentos en nuestras dietas que nos enganchan. No solo tenemos una especial predilección por ellos, sino que somos adictos a su consumo. A la vez generan en nosotros una especie de culpabilidad. Hay muchos ejemplos, como es el caso del chocolate, el queso, dulces, pizzas, marcas de refrescos de cola, hamburguesas, etc. En general estos alimentos estimulan nuestros cerebros, con sustancias químicas que nos aportan placer y bienestar. Esa es la razón por la que tomamos esos alimentos cuando tenemos un día malo, con estrés o estamos bajos de moral.
¿Qué es la adicción a la comida?
La adicción a la comida es un problema, y como tal hay que considerarlo. Cuando la preocupación por la comida, o por la imagen corporal, llegan a determinados niveles de obsesión, pueden convertirse en enfermedades.
La comida siempre nos rodea de una forma o de otra, y si los alimentos se han convertido en una especie de droga que nunca podemos dejar de comer, las tentaciones siempre estarán a nuestro alcance.
Los alimentos más adictivos que debes controlar
La comida rápida y los alimentos que proceden del “fast food” son especialmente adictivos. Tomar una hamburguesa de cualquier conocida cadena de hamburgueserías debe hacerse de forma ocasional. Ingerir estos alimentos hipercalóricos de forma habitual puede ser muy adictivo, y a la vez muy perjudicial para nuestro organismo.
No obstante, la lista de alimentos adictivos es muy larga. En ella están algunos como la pizza, chocolate, galletas de chocolate, las patatas fritas de bolsa, helados, hamburguesas, queso, beicon, bollo frito, pasteles, refrescos azucarados, bollería, huevos, frutos secos, golosinas, palomitas, carne, y muchos más.
- El azúcar: hace posible la liberación de endorfinas en el cerebro y estas sustancias están ligadas a la generación de adicciones. Helados, postres con azúcar, golosinas, bollería, bebidas azucaradas, etc. son algunos claros ejemplos de adicción al azúcar.
- Comida grasosa: la comida con grasa estimula la producción en nuestro cerebro de dopamina, un agente que mejora nuestro estado de ánimo.
- Chocolate negro: están demostrados los beneficios que el chocolate negro aporta a nuestra salud. Sin embargo, hay que controlar la cantidad de azúcar que lleva y limitar lo que tomamos. Si lo tomamos en exceso, al contener teobromina, se convierte en adictivo.
- El queso: nos aporta una sustancia denominada caseína. Cuando el cuerpo la recibe, libera morfina, una especie de droga muy adictiva.
- Comida picante: tomar comidas picantes afecta a nuestro equilibrio en la producción de endorfinas, y puede ser también muy adictivo.
- Carne roja: sus proteínas y minerales la convierten en un alimento interesante. Pero la carne roja tiene un estimulante, la hipoxantina, que puede hacer que su consumo sea adictivo.
- La sal: también es adictiva, origina una sensación de placer y un cambio en nuestras células nerviosas.
- Los carbohidratos: estimulan zonas cerebrales, lo que puede generar una adicción. Hay que evitar pastas, pasteles, refrescos, galletas, bollería, y alcohol.
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Consejos para evitar la adicción por tomar alimentos
La mejor forma de evitar esta adicción es conseguir diferenciar los alimentos que son más adictivos, y llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada, no solo para compensar los nutrientes que se necesitan, sino también para evitar el riesgo de contraer algunas enfermedades como la bulimia, la anorexia, la vigorexia, etc.
- No hay que tomar estos alimentos a diario y en grandes proporciones: sólo así eliminaremos el riesgo de estar continuamente comiendo o de ser adictos a la comida y eliminaremos el deseo por comer más de estos alimentos.
- Evitar comer comer por comer: comer de forma compulsiva puede tener razones psicológicas, como es la ansiedad. Hay que plantearse a qué obedece el impulso de comer, intentar distraerse con otra cosa, etc.
- Los alimentos deben consumirse en su estado lo más natural posible: generalmente los alimentos procesados contienen un mayor nivel de azúcar, grasas o sal.
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- Al cocinar, hay que disminuir la cantidad de grasas y azúcares que se utiliza.
- Si existe propensión a tomar refrescos como líquido, hay que evitarlos, al menos a la hora de la comida: comer con un refresco al lado se puede convertir en una adicción que no será fácil abandonar.
- Si la comida que preparamos lleva grasas o azúcares, hay que intentar agregar alimentos con más fibra o proteínas: de esta forma disminuiremos el efecto de las llamadas “carbograsas”.
