¿Aceites vegetales o animales? Descubre lo mejor de cada uno

Beneficios del aceite de origen vegetal y animal

A la hora de cocinar, uno de los ingredientes fundamentales en cada uno de los platos que preparamos es el aceite. Además, muchos de los alimentos procesados que añadimos a nuestra dieta diaria están también elaborados con diferentes tipos de aceite: los de origen animal y los de origen vegetal. ¿Sabes cuál es más saludable y qué beneficios te aporta cada uno?

Beneficios del aceite de origen vegetal y animal

El aceite de origen vegetal es aquel que se obtiene a partir de las plantas, principalmente, a través de sus semillas. Actualmente existen muchos tipos de aceites vegetales para uso humano, y no necesariamente todos se usan para la alimentación, ya que algunos son también saludables para cuidar nuestro cabello y nuestra piel, así como para tratar ciertas dolencias.

El aceite de palma, por ejemplo, nos aporta muchos antioxidantes y vitaminas del grupo A, D y E. Por ello, se suele emplear cuando se quieren prevenir problemas relacionados con la visión. También existen alimentos enriquecidos con este aceite, con el objetivo de reducir los niveles de colesterol en sangre.

Maryna Pleshkun || Shutterstock

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El aceite de argán también se ha hecho un hueco importante en la mayoría de los hogares como un producto cosmético infalible. En muchos casos, los geles, champús y cremas están fabricados a partir de este saludable aceite vegetal, pues es rico en ácido linoleico y en vitamina E. Además, se ha demostrado que es muy efectivo en las pieles que tienen tendencia al acné, así como en las pieles atópicas y que tienden a padecer dermatitis.

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Otro aceite vegetal muy saludable y empleado en dietética es el aceite de onagra, que se obtiene de la prímula, una planta procedente del continente americano. Este aceite está especialmente indicado para las pieles que carecen de hidratación y elasticidad, y también se emplea para aliviar los síntomas de la menopausia.

Entre los aceites vegetales más destacados podemos encontrar muchos más como, por ejemplo: el aceite de maíz, el de calabaza, el de sésamo, el de girasol, el de lino, el de borraja o el de germen de trigo, entre otros muchos.


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Piotr Marcinski || Shutterstock

Sin embargo, el aceite vegetal por excelencia y que ha cosechado una mayor fama a nivel mundial por sus propiedades para la salud humana es, sin duda, el aceite de oliva. Rico en ácido oleico y en ácidos grasos saturados, poliinsaturados y polifenoles, es una aliado perfecto para combatir el colesterol, el estreñimiento y otras enfermedades relacionadas con el hígado. Además, científicos de la Universidad de Málaga han descubierto recientemente que cocinar con aceite de oliva también combate los problemas vasculares a los que tienen tendencia las personas diabéticas.

Por otro lado, los aceites y grasas de origen animal son aquellos que se obtienen de tejidos animales y se utilizan, principalmente, en la producción de productos como la mantequilla, la grasa para cocinar o grasas compuestas para la elaboración de otros alimentos. Además, las grasas de origen animal, al igual que las vegetales, también se destinan a usos no alimentarios como la producción de cosméticos naturales y jabones, los lubricantes, o los piensos.

En la mayoría de los casos, los aceites y grasas de origen animal suelen ser una fuente destacada de ácidos grasos saturados así como de colesterol, a excepción de algunas más saludables como la grasa de pescado o la que procede del cerdo ibérico.

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Siempre que se consuman con moderación, tanto las grasas animales como las vegetales son fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Las grasas ayudan al cuerpo humano a regular su temperatura, nos aportan energía, protegen nuestros órganos y nos ayudan a absorber ciertos tipos de vitaminas.

Si consumimos grasas de origen animal en exceso, corremos el riesgo de obstruir nuestras arterias y de espesar demasiado nuestra sangre, un factor muy importante para el desarrollo de enfermedades de tipo cardiovascular.

Por ello, los expertos en nutrición aconsejan que incluyamos ambos tipos de grasas en nuestra alimentación, procurando limitar el consumo de grasas o aceites animales, e incrementado la presencia de grasas y aceites vegetales en nuestra dieta diaria.

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