Por sus propiedades nutricionales, la carne es un alimento saludable que, con un consumo moderado, forma parte de lo que se considera una dieta equilibrada. Ternera, pollo, cerdo, cordero… son fuente de proteínas, vitaminas y minerales y permiten cocinar multitud de platos sabrosos y completos.

Independientemente del animal y de la pieza de la que se trate, el aspecto de la carne: su color, brillo, textura, olor, presencia de grasa… son características en las que debes fijarte, porque indican su frescura, calidad y buen estado.

Cómo comprar carne bovina

Son muchas las variedades de carne bovina que puedes encontrar en el mercado dependiendo de la raza del animal, de su tiempo de vida y de su alimentación. En general, puedes distinguir entre:

• Ternera (animales de menos de un año).
• Vaca (animal de entre 1 y tres años).
• Buey (cuatro años).

A la hora de comprar, antes de decidirte observa el color de la carne. Es la primera pista que te hablará de su calidad y frescura. La carne de ternera lechal ha de presentar un tono sonrosado, muy pálido. Si es muy blanca es buena señal porque indica que esa ternera es muy joven y su carne muy tierna.

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El color de los filetes, de la carne para guisar, del solomillo y del resto de piezas que se aprovechan de la vaca tiene que ser de un rojo intenso y vivo, nunca oscuro, apagado o grisáceo. Para reconocer la frescura de estas carnes, fíjate, también, en la grasa que puedan presentar. Si es blanca, es fresca, si amarillea, no tanto.

La buena carne de buey es más oscura (el animal es más viejo) y su grasa, en este caso, sí presenta un tono más amarillo pero totalmente saludable. Además deberás fijarte en:

• La jugosidad: una carne de aspecto seco lleva demasiado tiempo en el expositor.
• La superficie de pieza: tiene que resultar a la vista compacta, sin cambios evidentes de tonalidad (zonas moradas) y ligeramente satinada.
• El corte: si al cortar los filetes la carne sangra demasiado, es síntoma de “exceso” de frescura (te saldrán duros).

Saber elegir la carne de cerdo

La carne de cerdo es sonrosada, lisa y jugosa. Su grasa es siempre blanca y firme y su olor, en ningún caso, debe resultarte demasiado fuerte o incluso desagradable. Descarta la carne de cerno de tu compra cuando:

• Luzca algo “pegajosa” y blanda.
• La grasa entreveteada o que recubre la pieza esté amarilla.
• Presente sequedad en algún extremo.


• Se aprecie exceso de sangre.

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¿Qué carne de pollo comprar?

Es uno de los alimentos que más se consumen y que ofrece mil opciones culinarias. Algunos trucos para elegir el mejor pollo y el más fresco son:

• Un pollo en buen estado tiene la piel entre blanca y rosada. Si es un ave de corral, el color amarillo es la prueba de que ha sido alimentado de manera natural (maíz).

• No debe presenta golpes (manchas o hematomas).

• El tamaño ideal de un pollo entero (para asar) oscila entre 1 y 2 kilos.

• Una buena pechuga es firme y redondeada. Las puntas de las alas no deben aparecer oscuras (ligeramente marrones).

• Un pollo fresco mantiene su piel perfectamente adherida y su grasa es blanquecina.

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La mejor forma de comprar cordero

Si quieres saber si realmente estás comprando lechal, pascual o recental tienes que tener en cuenta dos características: el tamaño de la pieza y el color de su carne. Un muslo o paletilla de cordero lechal (unas seis semanas de vida) presenta un tono sonrosado pálido, poca grasa y pequeño tamaño. El cordero pascual tiende al rojo claro mientras que el recental presenta un rojo más apagado y oscuro.

Elijas el que elijas, el cordero nunca ha de presentar tonos grisáceos u ocres (síntoma de oxidación) y su carne debe estar firme y sin humedad (no pegajosa).

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Por último, a la hora de adquirir carne envasada, estos consejos también son aplicables. En este caso, además, lee atentamente el etiquetado. En él encontrarás valiosa información sobre el lugar de procedencia del animal, su tipo de alimentación o la fecha en la que ha sido sacrificado. Datos muy útiles para saber qué estás comprando.