Descansar y dormir plácidamente, padecer menos dolores de cabeza y hasta encontrarte de mejor humor… estos son solo algunos de los beneficios que la adecuada presencia de triptófano en el organismo puede proporcionarte.
Es un aminoácido esencial y como tal, su función principal es “construir” y regenerar los tejidos de nuestros músculos, tendones y órganos vitales. A diferencia de los aminoácidos no esenciales, nuestro cuerpo es incapaz de producirlos y solo podemos obtenerlos a través de la alimentación.
Alimentos ricos en aminoácidos imprescindibles
¿Qué beneficios nos aporta el triptófano?
Además de esta función general, cada uno de los aminoácidos (histidina, lisina, treonina, valina…) cumple otras específicas, realmente importantes, lo que convierte a los aminoácidos en elementos insustituibles para nuestro bienestar y buena salud. El triptófano (y su derivado, el L-5 o hidroxitriptofano) actúa a distintos niveles:
- Repara y hace crecer el tejido muscular (función común al resto de aminoácidos)
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- Ayuda a prevenir o aliviar enfermedades que combinan trastornos físicos y psíquicos como la depresión y la ansiedad. Este aminoácido contribuye a la producción de serotonina, una hormona que actúa de neurotransmisor incidiendo de manera evidente en muchas de las facetas de nuestra vida cotidiana, incluso en el estado de ánimo. El triptófano es precursor de la serotonina, es decir, hace que el cerebro envíe la orden necesaria para que ésta se genere y el organismo pueda sintetizarla logrando un estado general más relajado y optimista (a la serotonina también se la conoce como la hormona de la felicidad).
- Contribuye al correcto funcionamiento de nuestros neurotransmisores, mejorando la función cerebral en su conjunto y reduciendo la posibilidad de sufrir patologías como la migraña. Esto se traduce, además, en la mejora de la calidad del sueño porque está comprobado que el triptófano ayuda a evitar problemas como la apnea o el insomnio. Al igual que ocurre con la serotonina, el triptófano también es básico a la hora de sintetizar la melatonina (la hormona “del sueño”).
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- Mejora nuestras defensas reforzando el sistema inmunológico.
- El correcto (y necesario) balance en nuestro sistema hormonal (serotonina – melatonina) depende en gran medida de los niveles adecuados de triptófano.
El triptófano en la alimentación
Nuestro cuerpo lo necesita pero no puede elaborarlo por sí mismo, de ahí la importancia de incluir alimentos ricos en triptófano en nuestra dieta. Un sueño profundo y reparador, un buen estado de salud general en el que la fatiga o las jaquecas sean algo extraño y una sensación de tranquilidad y energía positiva dependen, al menos en parte, de lo que comes cada día.
Entre los alimentos con mayor contenido en triptófano hay que destacar:
- Huevos, especialmente la yema
- Leche y derivados lácteos (mantequilla, yogures, quesos…). Un vaso de leche antes de dormir siempre es una buena opción para ayudar a la relajación.
- Cereales integrales, como el arroz, el maíz, la quinoa...
- Carne, principalmente carnes magras y carnes blancas: pollo, pavo, conejo...
- Pescado azul como por ejemplo el salmón, fresco o ahumado, que no solo aporta ácido Omega 3 sino que, además, contiene importantes cantidades de triptófano
- Frutas: dos son las frutas de la “felicidad”, el plátano y la piña
- Alga espirulina
- Legumbres, con los garbanzos a la cabeza seguidos de habas y lentejas.
Con estos alimentos, la lista de platos posibles que aporten buenas dosis de triptófano es más que extensa. Es importante indicar que este aminoácido, precursor de la serotonina, también puede ayudar en casos de trastornos alimenticios. Hay que recordar que su presencia ayuda a la relajación y, por tanto, su ingesta habitual contribuye a que comamos de forma pausada proporcionado, además, mayor sensación de saciedad. Una dieta, siempre equilibrada, que sea rica en su aportación de triptófano no solo nos hará “más felices”, sino que mantendrá los kilos perfectamente controlados.
