Aunque muchos las confunden y otros las diferencian solo por el tamaño, las mandarinas y las naranjas son más diferentes de lo que mucha gente cree. De hecho, incluso sus aportes nutricionales son distintos, habiendo casos en los que la mandarina puede ser más apropiada que su “hermana mayor”. Para discernir entre ellas, lo mejor es explicar desde el principio que ambos son frutos distintos, aunque se parezcan bastante en su forma. No es que las mandarinas sean un tipo de naranja diferente, son igualmente hesperidios y cítricos, pero son frutas distintas.

¿En qué se diferencian las mandarinas de las naranjas?

Una vez aclarado esto, podemos centrarnos en sus diferencias más evidentes: el sabor y el tamaño. Las naranjas, por regla general, suelen ser mucho más grandes que las mandarinas, teniendo una corteza más dura y áspera. Las mandarinas, por el contrario, cuentan con una piel algo más endeble, más fácil de “pelar” con nuestras propias manos, desprendiéndose muy bien del interior de la propia fruta. El sabor de la naranja es más ácido e intenso que el de la mandarina, la cual cuenta con un mayor contenido de azúcares simples, lo que rebajan esa acidez al probarla. Además, sus gajos son mucho más fáciles de separar que los de la naranja.

En lo que se refiere al aporte de nutrientes también existen diferencias considerables entre estas dos frutas, siendo este tema el más importante a la hora de elegir una u otra para comer. Por ejemplo, el aporte de vitamina C en la naranja es mucho mayor que en el de la mandarina, aunque esta gana en lo que a vitamina A se refiere. La naranja también sale ganando en lo que a Vitamina B3 se refiere, así como en hierro y en calcio, aunque con una diferencia menor. También posee más fibra y proteínas, por lo que la naranaja es un poco más calórica que la mandarina.

¿Cuál es mejor, la naranja o la mandarina?

Ambas frutas son, sin embargo, aliadas perfectas para los resfriados y procesos gripales, tan comunes en estos días. Sus vitaminas protegen nuestro sistema inmunológico de los virus que puedan atacarnos, y además están siempre indicadas como remedio perfecto para los resfriados. El zumo de naranja con un poco de edulcorante o miel para hacerlo más dulce es una de las típicas bebidas que todos hemos tomado como remedio para cuando estamos en cama con gripe. El zumo de mandarina es igualmente efectivo y aún más dulce de por sí, aunque es cierto que debemos comprar más de ellas para conseguir la misma cantidad de zumo.

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Tanto la naranja como la mandarina son frutas muy apreciadas, especialmente en esta época donde el frío está ya empezando a afectarnos de verdad. Abundan en las fruterías y los supermercados, y no suelen ser demasiado caras, aunque también debemos tener en cuenta su origen. Hoy en día, China es el mayor exportador y productor de naranjas del mundo, aunque la calidad de las mismas no sea ni de lejos parecida a la de las naranjas españolas, tanto en la zona de Andalucía como en la de Valencia, que son las principales productoras dentro de nuestro país, con una calidad exquisita.

Ya sea en forma de zumo o acompañando a cualquier receta, incluso tomándola de forma natural como pieza de fruto entre el desayuno y el almuerzo, tanto la naranja como la mandarina son dos alimentos muy recomendables. Ya hemos visto las semejanzas y diferencias de ambos, y finalmente, lo más fácil es combinarlas para conseguir los beneficios de unas y otras en la misma dieta, algo que desde luego se puede hacer de una forma sencilla y efectiva, variando además el sabor que probemos para que nunca nos cansemos de estos deliciosos cítricos.