¿Por qué utilizar las semillas de sésamo en la cocina?

Una de las grandes sensaciones de la cocina son las semillas de sésamo, cada vez más populares y utilizadas. Además de ser sanas, las semillas de sésamo son muy nutritivas y nos abren un universo de sabores y posibilidades cuando entramos en la cocina. Recuerda que si las cocinas los ácidos grasos se alterarán por culpa del calor, así que es mejor consumirlas crudas o, como mucho, un poco tostadas pero sin pasarse para conservar sus propiedades nutricionales; y también las puedes moler. De esta forma el sistema digestivo las asimila mucho mejor.

Normalmente las encontramos en forma de pepitas, y podemos utilizarlas para decorar nuestras ensaladas, darle un toque diferente a las tostadas del desayuno o a los bocatas, comerlas con la pasta, el arroz, añadírselas al yogur -siempre son más recomendables que el azúcar-, para decorar los postres o como ingrediente extra si haces tu propio pan en casa. Si quieres ir un poco más allá las puedes utilizar como sustituto de la harina a la hora de freír o rebozar alimentos, y también añadirlas a los salteados de verduras, carne o pescado o a las barritas de cereales caseras.

Beneficios de las semillas de sésamo

Ahora que ya sabemos cómo consumir las semillas de sésamo llega el momento de descubrir los muchos beneficios que nos aportan, empezando por el refuerzo para la salud ósea gracias a su altísimo contenido en calcio: 975 miligramos de este mineral cada 100 gramos (para hacernos una idea, la leche no pasa de los 120 mg.). El sésamo es el alimento que más calcio nos aporta, por lo que su consumo se recomienda tanto para prevenir dolencias como la osteoporosis como para los veganos o intolerantes a la lactosa que necesitan ese aporte de calcio extra.

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Las semillas de sésamo también son muy buenas para el corazón. Ya hemos visto que nos ayudan a reducir el sodio, y si le sumamos los fitoesteroles, su riqueza en ácidos grasos omega 6, y minerales como el magnesio o el propio calcio nos encontramos que nos pueden ayudar a reducir el colesterol y son un excelente método preventivo de las enfermedades cardiocirculatorias, de la hipertensión, las arritmias e incluso la obesidad.

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Ese equilibrio entre sodio y potasio también nos ayudará a mantener el equilibrio hídrico, el zinc ayuda a prevenir la infertilidad masculina, el hierro las hace muy recomendables si sufres anemia o te encuentras débil, y son una rica fuente de proteínas y de vitamina B y E. Finalmente hay que destacar que según la medicina tradicional china su consumo ayuda a reducir los mareos y como método de prevención de la calvicie, algo que no debería extrañarnos ya que ayuda a mejorar la circulación.

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Tahín, halva, gomasio y aceite, los usos de las semillas de sésamo

El sésamo, o mejor dicho las semillas de sésamo, se utiliza desde hace siglos y las podemos mezclar con otros productos. Por ejemplo, la mezcla de agua con las semillas de sésamo molidas nos da el tahín, también conocido como mantequilla de sésamo. Es un sustitutivo muy interesante de los lácteos, y a partir de ahí podrás conseguir leche de sésamo. Por otra parte, mezclando semillas molidas con miel tendremos halva. Se trata de una deliciosa pasta dulce muy energética, igual que el tahín.

Si lo que quieres es reducir el consumo de sodio prueba el gomasio o sal de sésamo. Lo único que tenes que hacer es tostar ligeramente las semillas, molerlas y mezclarlas con sal marina. Lo puedes utilizar para condimentar las verduras, por ejemplo, sin sacrificar ni un ápice de sabor. Si lo prefieres puedes combinar las semillas de sésamo con las de lino, pipas de girasol, calabaza, nueces o amapolas. El aceite, aunque algo caro de producir si es de primera presión en frío y sin refinar, es de gran calidad, muy antioxidante, y evita que los alimentos se pongan rancios.

 

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