Las almendras son un fruto seco imprescindible en nuestra dieta, que nos puede aportar muchos beneficios para nuestra salud. Básicamente hay dos clases de almendras, las dulces, con muchas propiedades nutricionales, y las amargas, que no deberían consumirse, ya que contienen ácido prúsico, que puede ser tóxico para nuestro organismo.

¿Qué propiedades nutricionales aportan las almendras?

Las almendras son uno de los frutos secos más completos que hay, por eso incluirlas en nuestra dieta es tan recomendable. Gracias a las almendras ingerimos:

• Proteínas: las almendras son conocidas por un importante aporte en proteínas. Contienen unas proteínas similares a las de la carne.

• Grasas: las almendras contienen ácidos grasos esenciales muy beneficiosos para nuestra salud. Contienen un elevado porcentaje en grasas mono insaturadas, protectoras del sistema cardiovascular, y también poliinsaturadas, aquellos ácidos grasos que nuestro cuerpo no asimila bien de otros alimentos, pero sí de las almendras. El consumo habitual de almendras crudas se ha relacionado por los expertos con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y del corazón, como el infarto, anginas de pecho, hipertensión, colesterol, arteriosclerosis, etc.

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• Hidratos de carbono: la mayoría de los hidratos de carbono que podemos obtener de las almendras son los considerados de absorción lenta, es decir, los que nuestro organismo puede almacenar y usar para desequilibrar el nivel de azúcar. Son aconsejables en personas diabéticas, porque supone una importante fuente de energía, así como de fibra soluble, muy importantes para mantener una buena salud en el intestino y el colon.

• Vitaminas: las almendras nos aportan importantes cantidades de vitaminas del grupo B, y también vitamina E, lo que las convierte en una importante fuente antioxidante para combatir el efecto que nos producen los radicales libres.

• Minerales: entre los minerales que podemos encontrar en las almendras, está el magnesio, el fósforo, sodio, zinc, potasio, etc. El mineral que encontraremos en mayor proporción es el calcio. Los expertos afirman que, junto a las semillas de sésamo, la almendra es la fuente más importante de calcio que podemos encontrar, mucho más que los lácteos.

Principales beneficios de las almendras

Mediante el consumo de almendras podemos reducir el riesgo de padecer importantes enfermedades degenerativas. Según algunos estudios realizados, las personas que toman almendras de forma habitual tienen un 50% de menos posibilidades de padecer un infarto y otras enfermedades cardiovasculares. Las almendras tienen un efecto muy beneficioso para nuestras arterias, protegiendo sus paredes para los daños que se puedan presentar. Además, están recomendadas por sus numerosos beneficios, entre los que destacan:

• Gracias a un alto contenido en fósforo, las almendras son un alimento muy positivo para proteger y fortalecer los dientes.

•  Contribuye a fortalecer nuestros huesos, a la vez que hacen posible que nuestra piel y cabello estén hidratados y saludables.

• Dietas para perder peso: aunque las almendras contienen grasa, son grasas positivas para nuestro organismo. Se ha probado que las personas que toman almendras habitualmente no tienen propensión a ganar peso.

• Una buena actividad cerebral. Consumir frecuentemente almendras impulsa nuestro cerebro a tener más actividad, con lo que disminuye el riesgo de padecer algunas enfermedades como el alzhéimer.

• Estos frutos secos aportan nutrientes a nuestro sistema nervioso, consiguiendo potenciar nuestra actividad intelectual.

• Las almendras son una excelente fuente de energía natural.

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¿Cuál es la forma ideal de tomar almendras?

Una forma interesante de tomar almendras es incorporarlas a las ensaladas, en cremas, macedonias de frutas, batidos, postres, etc. También pueden tomarse solas, a media mañana o media tarde como un delicioso snack. Unidas a un consumo abundante de frutas y verduras, nos aportan mucha vitalidad.

Para tomarlas, lo más saludable es no añadir sal ni aceite. Es decir, las podemos asar o tostar en el horno junto a algunas hierbas aromáticas y especias, o bien en una sartén caliente con unas gotas de aceite de oliva.