Los posibles peligros del aceite refinado

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Hay personas que, a la hora de cuidar su alimentación, simplemente siguen los mismos consejos que sus padres les han dado, que son los mismos que les dieron sus abuelos… Así se llega a un “conocimiento” superficial y en muchas ocasiones incluso erróneo de las virtudes y defectos de cada alimento, y en base a ello, se crea una rutina alimenticia que muchas veces no tiene el efecto deseado. Y es que para llevar una dieta sana no solo debemos dejar de lado las grasas trans y la comida rápida, no dejar de abusar sólo del azúcar.

Necesitamos ir más allá y entender porqué el mismo alimento puede ser perjudicial en cierto momento y no en otro, o porqué hay versiones de ese mismo producto más perjudiciales que otras. Por ejemplo, el aceite de oliva es, por lo general, un producto muy respetado por todo el mundo, símbolo de salud y equilibrio en nuestra alimentación. Muchos lo utilizan para prácticamente todo en la cocina, sin diferenciar casi entre sus dos variantes más importantes en la actualidad: el oliva virgen y el oliva refinado. Y es que la diferencia a la hora de obtener el aceite lo cambia absolutamente todo.

¿Por qué es malo el aceite refinado?

Y es que la refinación de los alimentos supone ya un proceso que cambia prácticamente por completo incluso la concepción química de dicho producto, en este caso el aceite de oliva. La gran industria busca abastecer de la mayor cantidad de aceite de oliva al mercado, y para conseguirlo, altera la composición del mismo para lograr que tenga una vida más larga, quitando alguno de los principales nutrientes de este alimento y convirtiéndolo en una especie de engendro biológico que desde luego, no tiene las mismas ventajas que el auténtico aceite de oliva virgen, que llega a nuestras mesas sin refinar.

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Al igual que ocurre con el azúcar, el proceso de manufacturación que sufre el aceite refinado le hace perder buena parte de sus ventajas, añadiendo además algunos peligros para nuestra alimentación. Desde las grasas saturadas que son añadidas en el proceso y que desde luego no favorecen demasiado a nuestro organismo, hasta el propio sabor que el aceite deja en los alimentos, que no es ni de lejos igual que el del aceite de oliva virgen. La calidad, por supuesto, hay que pagarla, y este aceite refinado resulta mucho más barato. Sin embargo, la salud también cuesta dinero, y eso hay que entenderlo.

Las grasas trans que incluyen muchos aceites refinados suponen también un riesgo evidente para nuestra salud en un consumo continuado. El riesgo de que nuestro cuerpo no sea capaz de asimilar tantas grasas y las mantenga en su interior, quedándose en las paredes de nuestras venas y arterias y llegando a colapsarlas en un momento determinado es uno de los más importantes. Se ha comprobado que aquellas personas que suelen tomar grasas trans y saturadas de manera continua están más expuestas a problemas cardíacos y ataques del corazón. Desde luego, una buena razón para no tomar este tipo de alimentos refinados.

Beneficios del aceite de origen vegetal y animal

DUSAN ZIDAR || Shutterstock

 

La importancia de los riesgos del aceite refinado mayor de la que muchos creen, puesto que estamos hablando de problemas que pueden ser muy notorios para nuestra salud, en un alimento como el aceite, que consumimos a diario en ensaladas o simplemente utilizándolo para freír. Debemos ser conscientes de que los procesos de refinamiento de muchas empresas pueden hacer muy perjudiciales estos productos, de manera que si podemos evitarlos y tomar sus versiones de aceites menos alteradas, como el aceite de oliva virgen, saldremos ganando en cuanto a salud y en cuanto a bienestar.

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