Las legumbres son una parte fundamental en cualquier dieta equilibrada. Nos aportan una cantidad importante de nutrientes, pero entre la gran cantidad de legumbres que tenemos hay una capaz de tener tantos partidarios como detractores: las lentejas. Dicen que las tomas o las dejas, así que si eres de los primeros, enhorabuena. Si eres de los que dejan las lentejas en el plato vamos a ver si cambias de opinión una vez conozcas los poderosos beneficios de esta pequeña legumbre tan habitual en nuestra cocina.

¿Para qué sirve comer lentejas?

Hay muchas razones para comer lentejas, empezando por los minerales y las vitaminas que nos aportan. Sin lugar a dudas el hierro es el más conocido de todos ellos, y nos ayudará a prevenir y combatir la anemia o las infecciones vaginales, que tiene más incidencia en las mujeres con unos bajos niveles de hierro. Pero hay más: potasio, cobre, zinc, fósforo... Una sola taza de lentejas te aportará el 90% del ácido fólico que deberías comer cada día, y nos aportan vitaminas A, C, K, E, B1, B2, B3, B5, B6 y B12.

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Todos estos nutrientes las convierten en un interesante alimento para los niños o deportistas, ya que les proporcionan una gran cantidad de energía. Tampoco podemos pasar por alto que, por su fácil masticación, las personas mayores pueden comerlas sin problemas. Aunque te pueda parecer que son una comida pesada, una sola ración no pasa de las 230 calorías así que puedes incluir las lentejas en tu dieta para perder peso. Además, son un alimento saciante, de ahí esa sensación de estar llenos después de comerlas.

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Otro aspecto destacado de las lentejas es su alto contenido en fibra, que tiene múltiples beneficios para tu organismo. Por una parte nos ayudan a prevenir el estreñimiento y a mejorar la digestión, y por la otra sirven para reducir el colesterol o mantener estables los niveles de azúcar en sangre, algo que los celíacos seguro que agradecen. Por último debes saber que nos ayudarán a prevenir enfermedades cardíacas o cáncer de próstata.

Las lentejas, ¿un superalimento?

Muchas veces hablamos de superalimentos tan exóticos como la quinoa, pero según como las prepares las lentejas pueden ser un superalimento. La clave está en añadir una hoja de laurel, hinojo o comino a la hora de cocerlas: la digestión será más fluida, eliminarás gases y el hígado funcionará mejor. Si las preparas con zanahoria, cebolla u otras verduras, las lentejas vendrán con una dosis extra de vitamina C, que te permitirá absorber mucho mejor el hierro, ya que el organismo tiene más dificultades para absorber este hierro de origen vegetal que el de los animales.

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Otra forma interesante de sacarle el máximo partido a las lentejas es añadirles un chorrito de limón, que también te permite absorber mejor el hierro. Hay quien prefiere un poco de vinagre, por el sabor, lo que se puede compensar comiéndonos una naranja o un pomelo de postre. Ten en cuenta que alimentos como la soja, los lácteos, las espinacas, acelgas o remolacha impedirán una buena asimilación del hierro, así que no los tomes con las lentejas. Por las purinas y el ácido úrico hay que comerlas con moderación si padeces artritis, artrosis o gota.

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¿Ya te has convencido para tomar lentejas la próxima vez o las seguirás dejando? Recuerda que, como en la gran mayoría de alimentos de origen vegetal, las lentejas son un alimento rico en proteínas pero no tienen una proteína completa, es decir, les falta algún aminoácido esencial. En este caso se trata de la metionina, así que la mejor forma de compensar esta ausencia es preparando las lentejas con un alimento que contenga este aminoácido. El arroz es el compañero más socorrido en estos casos.