Las bebidas gaseosas ¡en el punto de mira!

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Las bebidas con gas forman parte de nuestros hábitos alimenticios. Son consumidas en todo el mundo y cada vez son más los que alertan sobre el peligro para la salud que supone su ingesta excesiva en detrimento de otras bebidas más aconsejables, desde el agua, hasta los zumos naturales o las infusiones.

No hay que exagerar y considerarlas nocivas. Tomar una soda o un refresco de vez en cuando, no es malo, pero cuando este tipo de bebidas son la base de la necesaria hidratación… algo no va como debiera.

¿Qué contienen las sodas con gas?

Hoy en día tienes multitud de bebidas de este tipo a tu alcance, desde el agua con gas, hasta los refrescos de todos los sabores imaginables. En cualquiera de ellas, el agua sigue siendo el ingrediente principal, un agua a la que se le añade dióxido de carbono para lograr las características burbujas de gas.

Además, en los refrescos, el azúcar, los jarabes como el de maíz (con alto contenido en fructosa) o los edulcorantes artificiales como el aspartamo o la sacarina son también elementos clave para lograr su sabor dulce y apetecible. Para que te hagas una idea, una lata de refresco no light tiene un contenido en azúcar equivalente a 8 cucharadas. El aporte en carbohidratos simples es, por tanto, más que considerable.

Efectos de las bebidas azucaradas sobre la salud

Dependiendo del producto del que se trate, estás bebidas incorporan distintos tipos de ácidos (fosfórico, málico, cítrico) junto a otras sustancias: cafeína, aromatizantes, conservantes y estabilizantes.

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¿Todas las bebidas gaseosas son perjudiciales para la salud?

Su consumo moderado no se considera perjudicial pero, abusar de ellas no trae nada bueno. El agua, en su estado natural, es imprescindible para hidratarnos y para que nuestro organismo funcione de manera correcta. Tomarla con gas no incrementa, en absoluto, los beneficios de este líquido fundamental, entonces… ¿por qué tomar un dióxido de carbono que no necesitamos?

Las bebidas con gas pueden incluirse, de forma esporádica, en una dieta saludable pero, ingerirlas en exceso es una práctica a evitar por los siguientes motivos:

  • Su contenido en azúcares (las no lights) es altísimo y favorece la aparición de problemas de sobrepeso y obesidad. De hecho, algunos países, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, han establecido - o piensan hacerlo - un gravamen especial para este tipo de bebidas, intentando, así, reducir su consumo especialmente entre niños y jóvenes. También las personas diabéticas deben tener especial cuidado con este tipo de bebidas por su contenido en carbohidratos simples de rápida absorción.

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  • El efecto burbujeante se consigue con la incorporación del dióxido de carbono y de algunos componentes ácidos. Son, por tanto, bebidas ácidas, que afectan al correcto equilibrio del pH sanguíneo aumentando la acidez. El reflujo es una de las malas consecuencias de la ingesta excesiva de estas bebidas. Por eso, las personas con gastritis, úlceras o problemas digestivos no deben tomarlas.

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  • Los refrescos no aportan nutriente alguno (vitaminas, minerales, fibra…) es más, algunos llevan un alto contenido en sodio, nada recomendable ante problemas cardiovasculares o de hipertensión.

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  • El gas puede provocar hinchazón abdominal y no contribuye a facilitar el proceso natural de digestión, dando lugar a dolor de estómago, flatulencias…. Además, las burbujas consiguen una falsa sensación de saciedad que puede incidir en la propia alimentación, ocasionando falta de apetito u otros trastornos nutricionales.

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  • Especialmente en bebidas con cafeína y gaseosas, la combinación de los ácidos presentes con esta sustancia estimulante puede provocar deficiencias a la hora de la correcta absorción de determinados minerales, hierro y calcio principalmente.

Más efectos negativos causados por el abuso de refrescos

Son bebidas refrescantes, perfectas para tomar de vez en cuando, pero sobran razones para tener claro que su consumo excesivo no es recomendable.

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