A la hora de endulzar nuestro platos y recetas, o simplemente el café de la mañana, muchos tienden a utilizar o el azúcar de siempre o algún tipo de edulcorante, normalmente no natural, para darle un toque más dulce a su desayuno o merienda. Sin embargo, ambas opciones suelen ir cargadas de riesgo. Ya conocemos de sobra lo que ocurre cuando abusamos del azúcar, especialmente si es refinada. Y los edulcorantes no naturales, que pasan por ser mejores alimentos alternativos, pueden llevar también a problemas graves a largo plazo, por los agentes químicos que incluyen. ¿Existe entonces alguna alternativa que sea sana y saludable a la hora de endulzar nuestros alimentos? Pues sí que la hay, la miel. Y como siempre, cuanto más natural mejor.

¿Qué beneficios tiene la miel para el organismo?

Si has probado la miel ya como endulzante, seguro que sus beneficios se han hecho notar en tu cuerpo. Su poder para endulzar cualquier bebida o alimentos es increíble y por eso se necesita una cantidad mucho menor que si ponemos azúcar, por ejemplo. Esto hará también que la cantidad de calorías baje de manera considerable. Y además, las calorías que nos ofrece el azúcar refinado son totalmente vacías, mientras que la miel si nos ofrece muchos beneficios.

Al ser un alimento más natural, la miel contiene minerales y vitaminas que ayudan a nuestro cuerpo a mantenerse sano. Esto hace que las recetas que preparemos con miel en lugar de azúcar sean mucho más saludables. Pero no solo eso, porque la miel también ayuda a suavizar problemas específicos en lo que se refiere a nuestro cuerpo, como por ejemplo la tos. Acompañada de limón, suele ser uno de los mejores remedios caseros para aliviar el dolor de garganta y esa tos seca que muchas veces nos molesta tanto cuando nos resfriamos.

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Se utiliza también para estimular nuestro sistema inmunológico, especialmente útil en tiempo de alergias, consiguiendo que éstas nos afecten menos. Entre sus propiedades destaca la ayuda que da a nuestro organismo para la reducción del colesterol, ya que es un alimento muy bajo en grasa que limpiará nuestras arterias para permitir el paso de la sangre sin ningún obstáculo. Esto permite que nuestra salud circulatoria sea mejor, añadiendo que la miel hace más fuerte a nuestro corazón, regulando el ritmo de los latidos para evitar posibles problemas cardiacos como soplos o arritmias.

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La miel es un digestivo natural que, en su justa medida, también ayuda a que nuestras digestiones sean mucho menos pesadas y más saludables, previniendo igualmente problemas digestivos como el estreñimiento. Todo ello, por supuesto, siempre que se tome de manera justa, ya que hay que recordar que la miel cuenta con una gran cantidad de azúcares, y eso puede ser perjudicial para nuestro organismo en el caso de que nos pasemos en las cantidades que consumamos. Sin embargo, sabiendo que su poder dulcificante es mucho mayor que el del azúcar, seguramente no tengamos problemas en este sentido porque la cantidad necesaria para endulzar nuestros platos y bebidas será menor.

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La miel, además de ingerirse, puede ser también un ingrediente perfecto en muchas cremas naturales caseras, para evitar por ejemplo las inflamaciones, ya que su poder antinflamatorio es bien reconocido desde hace muchos siglos. Además, la miel con limón ayuda a curar las llagas de nuestra boca, e incluso puede utilizarse para crear mascarillas caseras para el rostro y el pelo, con las que podamos cuidarlos mejor. Un alimento natural y muy sano que supone una alternativa perfecta para dejar a un lado los edulcorantes menos saludables y optar por algo que nuestro cuerpo sí que necesita.