Champiñones, una beneficiosa seta que dura todo el año

Las setas nos suponen un gran aporte nutricional, pero también tienen un importante hándicap: son un alimento de temporada. En la mayoría de casos solo las encontrarás en los meses de otoño, y el precio puede estar por las nubes si las condiciones meteorológicas no han propiciado una buena temporada. Sin embargo hay una variedad que está disponible los 365 días del año: el champiñón, que como la mayoría de setas y hongos es muy rica nutricionalmente hablando; además de muy versátiles a la hora de cocinarlos.

Los champiñones, ¿crudos o cocidos?

Una de las grandes dudas que nos asaltan habitualmente a la hora de cocinar los champiñones es si nos los podemos comer crudos o hay que cocinarlos. Muchas veces los hemos comido crudos -es de las pocas setas que se pueden comer crudas-, pero siempre es mejor cocinarlos. Una de las razones para hacerlo es que al contactar con el calor liberan una gran cantidad de potasio, mucho mayor de la que ingeriríamos si los comemos crudos. Además, al sumergirlos absorben un montón de agua y pierden parte de sus propiedades y de su sabor.

Eso no quiere decir que puedas cocinarlos tal cuál. Si los compras enteros hay que quitarles la parte inferior del pie, que muchas veces conservará algo de tierra, y lavarlos bajo un chorro de agua fría. Según lo que vayas a cocinar también tendrás que separar el pie del sombrero, siempre a través de un movimiento rotatorio. Otra razón para cocinarlos es que el calor elimina la agaritina, una sustancia muy controvertida ya que hay quien la considera cancerígena. Además, la agaritina se relaciona con alergias, gastroenteritis, intolerancias o dermatitis.

¿Qué beneficios nos aportan los champiñones?

Ahora que hemos resuelto una de las dudas más habituales sobre los champiñones es el momento de hablar de sus muchos beneficios nutricionales, empezando por los beneficios para el corazón. Ya hemos dicho que al entrar en contacto con el calor, sea cual sea la fuente, aumentan los niveles de potasio; un mineral que junto al sodio nos permitirá mantener a raya la presión arterial. Además de potasio y sodio son una fuente interesante de otros minerales como el hierro, el yodo, el zinc, el selenio, el calcio o el magnesio y de vitaminas de los grupos B y E.


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Minerales como el hierro lo convierten en un alimento muy útil a la hora de hacer frente a la anemia ferropénica, y la vitamina B es interesante para que el sistema nervioso funcione bien, nuestra salud visual, la transformación de energía, la regeneración de tejidos o el refuerzo del sistema inmune. Si a todos ellos les añadimos los antioxidantes vemos que es un hongo muy útil a la hora de destruir las células cancerígenas y prevenir el desarrollo de cánceres y tumores.

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Otro de los puntos a favor de los champiñones es ese 95% de agua, que los convierte en un alimento a tener en cuenta en las dietas para perder peso. Más allá de mantenernos totalmente hidratados, los champiñones son saciantes gracias a la fibra que contienen algo que te ayudará a reducir el apetito y las ansias por comer, contribuyendo a controlar el peso y a sobrellevar la dieta. Son muy bajos en grasas, previniendo la obesidad y el sobrepeso.

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El alto contenido en fibra es clave para que los diabéticos mejoren los niveles de azúcar e insulina en sangre, así que si tienes problemas de diabetes puedes incluir sin problemas los champiñones en tu dieta. Además, la fibra te ayudará a regular el tránsito intestinal, favoreciendo las digestiones. Por último, tenemos las muchas opciones que nos dan en la cocina: salsas y sopas, rellenos, con pasta, en pizzas, en guisos de carne, revueltos con huevos o simplemente salteados con aceite y perejil.

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