Vamos a revelarte unos cuantos trucos culinarios muy fáciles para que tus platos sean más saludables y tu dieta más equilibrada. No te preocupes, que no todo es verdura o granola insípida para comer sano, porque hay ideas alternativas para que tu cocina sea nutritiva, divertida y sabrosa a la vez.
1. Creatividad para reemplazar la sal
Arriesga en tus recetas y prueba cosas nuevas. Trata de sustituir alimentos o condimentos que no son muy saludables por otras alternativas más sanas. Por ejemplo, la sal es un condimento que potencia el sabor de tus platos, pero no es recomendable abusar de ella. ¿Qué hacer para que tus recetas sigan siendo igual de sabrosas? Sustituirla por ingredientes con sabor fuerte: hierbas aromáticas, como el eneldo, el romero o el orégano, y otras especias y condimentos como la mostaza, la pimienta, el comino o la nuez moscada. También puedes aliñar con zumos de cítricos o con vinagres y salsas con ajo y cebolla.
2. Coliflor en caso de duda
Este superalimento es una verdura cargada de nutrientes: vitamina C, fibra y antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres. Se está poniendo muy de moda, y si no te gusta su particular aroma que desprende cuando es cocinada, puedes incorporarla a tus smoothies de frutas y verduras y preparar un batido de coliflor. También puedes añadirla a tus salsas y a tus sopas, para espesarlas y hacerlas más light, manteniendo la cremosidad que aportan ingredientes más grasos y calóricos como la nata; o como guarnición de carnes y pescados. Y si no has probado la coliflor con besamel al horno, ya puedes añadirla a tu recetario.
3. Cocina alternativa para experimentar
Ya hemos dicho que hay que arriesgarse y experimentar con métodos de cocina alternativa para que tus platos sean más originales y variados. Sustituye los fritos por asados y hervidos, y verás cómo se reduce la cantidad de grasa de tus comidas. Quizá el pollo cocido te parezca insípido, pero prueba a cocinarlo con vino y hierbas aromáticas como el cilantro y el perejil, y con un poco de pimienta, y comprobarás que el pollo cocido además de tierno, puede ser sabroso.
Atrévete con el método de cocina al vacío. Es un método lento en el que solo necesitas una olla con agua y alimentos al envasados vacío. Tan fácil como cocer en abundante agua a fuego lento desde carnes y pescados hasta espárragos y rábanos que quedarán deliciosamente tiernos y suaves, y con todos y cada uno de sus nutrientes.
4. Zumo todos los días
Acostúmbrate a incorporar a tu dieta zumos de fruta recién exprimida o licuada. Tomar zumos es la forma ideal de asegurarte de que le aportas a tu organismo todos las vitaminas y minerales necesarias diariamente. Desde el tradicional zumo de naranja natural, hasta smoothies de frutas y verduras. Prueba el zumo de tomate natural con un poco de lima y de limón exprimidos, y adórnalo con trocitos de tallo de apio, gajos de limón y de lima.
5. Repostero inteligente
A todos nos gusta comer dulces, y aunque sabemos que los azúcares engordan y los pasteles tienen muchas calorías, no queremos dejar de disfrutar del placer de comer dulces. ¿Qué puedes hacer entonces? Buscar ingredientes saludables para tus postres; por ejemplo, prepara una tarta de queso con yogur desnatado, sustituye la mantequilla por aceites vegetales o margarina, o incluso prueba con puré de garbanzo y puré de aguacate, que por su textura densa y espesa, pueden ser perfectos para tus recetas de repostería; no dejes de comer chocolate puro, y sé creativo con la fruta. Tus antojos de dulces serán saludablemente satisfechos.
6. Sopas y caldos nutritivos
Quizá ahora en verano no suene demasiado tentador, pero puedes tomarlos como sopas frías o cremas. Prepáralos la noche antes de que vayas a comértelos y guárdalos en la nevera. De este modo, cuando vayas a tomártelos, la grasa se habrá solidificado en la parte de arriba de la sopa y podrás quitarla fácilmente. También es buena idea reducir a fuego lento tus consomés, porque se potencia el sabor, lo que significa que no hace falta utilizar tanta sal.